La Globalización es un proceso que, poco a poco, nos va dejando huérfanos de referentes locales. Hoy cualquiera que sale por televisión o se verifica en redes sociales es un modelo para todas las generaciones. Los espejos en los que mirarse rara vez son hoy las personas del barrio o los mayores de la plaza. Eso se ha perdido. Lo local no existe porque no le dejamos hueco en la hiperconectividad. No nos interesa lo que tenemos al lado pudiendo fijarnos en lo que está en el otro lado del mundo. La ventana de enfrente a la que miramos y que nos hace anhelar esa vida irrealmente ideal de quienes muestran sólo las sonrisas sin lágrimas. Para. Mira alrededor, cerquita, a los que puedes tocar o ver sin pantallas. Busca ahí algún referente.
Don Manuel Gámez es un cura fuengiroleño que ha pasado más de vida y media (y no exagero) entre cofrades y cofradías. Una de esas personas influyentes, buenas y cercanas a las que cualquiera de quienes le hemos tratado nos ha dejado huella. La huella de una persona sabia, aprendida con el tiempo y la experiencia. Un cura con el que hablar de cualquier asunto, pero sobre todo con el que compartir historias de Málaga. Hoy tiene los achaques habituales de un octogenario, el cuerpo es débil y se gasta, tanto más si, como don Manuel, ha vivido más de una vida desde los años 30. Pero la cabeza permanece.
Hace no mucho tuve una conversación con él, recuerdos cariñosos, todos en torno a Málaga y las cofradías. Su vida y la de muchos amigos que han ido compartiendo con él todos estos años de cercanía.
A Don Manuel Gámez nunca le ha faltado el reconocimiento de la gente que le ha acompañado en la vida, que al final es lo importante. Pero una persona que ha sido y es referente local para tantos merece que su memoria, para el día que nos falte, quede fijada para los malagueños del futuro. El Ayuntamiento de Málaga pondrá su nombre entre calle Amargura y la Vía Dolorosa del Monte Calvario.
El 3 de octubre a las 17:30 horas, don Manuel Gámez, el cura, recibirá un merecido homenaje en el callejero local, tan trufado de nombres que acaban inoculándose en el imaginario colectivo. Que el suyo sea un recuerdo que lo aferre a nuestra ciudad, tan necesitada de referentes cercanos.-- Francisco Javier Cristófol Rodríguez
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