Los catalanes, vascos, madrileños y gallegos faltan más a su puesto de trabajo que los andaluces. La tasa de absentismo laboral es más elevada, de hecho, en casi todas las comunidades autónomas que en Andalucía. Así lo sentenciaun informe elaborado por Randstadcon datos oficiales del Instituto Nacional de Estadística (INE). Este estudio, nada sospechoso de querer enfrentar territorios, no sólo señala que Andalucía está muy por debajo de la media nacional de ‘faltones’ al curro. También detalla que la tasa de ausencias laborales no justificadas es mucho más baja aquí que en comunidades con mejor fama y prestigio de cumplidores, seriedad y elevada productividad.
“Este mapa nacional rompe estereotipos”, como ha alertado en las redes sociales Mercedes de Pablos con acierto y el bendito nervio periodístico crítico que atesora. Desmonta una de las grandes mentiras que pesa sobre la imagen de los andaluces: indolentes, informales y perezosos. Vamos, unos vagos que se escaquean a la menor oportunidad. Pues va a ser que no, aunque si preguntáramos en la calle al azar quienes son los trabajadores que más faltan al trabajo, estoy convencido de que en la gran mayoría de los territorios dirían que los andaluces. Es el daño que hace el tópico falso sobre nuestra tierra. El tópico suele ser una exageración incluso graciosa de alguna característica o cualidad de los distintos pueblos, pero cuando no se ajusta a esa realidad deja de ser tópico para convertirse en mentira. Así ha ocurrido históricamente con la mala imagen que, sin fundamento en la mayoría de los casos, se ha extendido sobre los andaluces. Poco han servido testimonios de eminencias como el filósofo y académico Emilio Lledó (“No hay nada que me enerve más que el topicazo absurdo de la pereza andaluza”) o el Cervantes José Manuel Caballero Bonald (“Hay un prejuicio, sobre todo a través de la imagen del andaluz arquetípico, que es absolutamente falso. Esta caricatura del andaluz me produce irritación por lo absolutamente inauténtica que es”). Ellos y muchos otros nombres propios alzaron la voz, pero fue clamar en un desierto de sordos. Lo fácil era perpetuar al andaluz en el peor reparto de los tópicos españoles. Hay muchas tareas pendientes en Andalucía, pero para tumbar el vacuo cliché del holgazán que sestea ya tenemos una herramienta objetiva y verosímil en este informe que nos permite gritar por encima de Despeñaperros que los andaluces, cuando tienen empleo, trabajan más de media que los españoles. Por tanto, que no confundan la falta de oportunidades laborales con que los andaluces no queremos trabajar. Digámoslo donde haga falta, aunque les moleste: hay más vagos en Cataluña, Madrid, El País Vasco y Galicia que en Andalucía.
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