El Puerto

Daniel Crespo "se ha hecho un hombre"

Triunfo de Daniel Crespo en su plaza

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En la segunda y última corrida de a pie de la mini temporada taurina 2019 de El Puerto, Daniel Crespo “se ha hecho un hombre”, atras a quedado aquella joven promesa que el pasado 4 de agosto del 2018 (día de su alternativa y a la postre única corrida toreada hasta la fecha), apuntó maneras, no se amilanó y triunfó compartiendo cartel con Morante (su padrino de alternativa) y Manzanares (testigo).

Daniel Crespo: En la tarde de ayer y a pesar de entrar como sustituto de Aguado en el cartel, de nuevo se vino arriba cuando hizo el paseíllo franqueado nada más y nada menos que por “El Juli” y de nuevo Manzanares.

El portuense derrochó torería de la buena en sus dos toros. A su primero lo toreó de capote por tijerillas rematadas con media a pies juntos.

El toro era pronto en sus embestidas y Crespo, a pesar del viento de levante, consiguió una faena de muleta en la que lo más destacado fue la limpieza y la ligazón. Faena sin alharacas de un torero cuajado, mezclando el clasicismo de la escuela castellana con la pinturería de la sevillana, es decir ¿os imagináis a Julio Robles y Emilio Muñoz compartiendo un toro como si fuesen dos rejoneadores en collera?, pues bien esto es lo que consiguió ayer Crespo en su primer toro.

Tras una buena estocada le cortó la oreja.

En el sexto de la tarde se estiró por verónicas con el hándicap del viento. Con la muleta “tragó” a base de valor las encastadas embestidas del astado. Un toro con “muchas teclas que tocar” al que el torero supo darle los acordes precisos para componer una faena de mando y temple.

Toreo del bueno, con los riñones metidos y enfrontilado ante las astas de un toro que le exigió y al que consiguió domeñar con valor y firmeza de torero cuajado. Lo despenó de estocada y cortó otra oreja.

Tras este triunfo de verdad, espero que la apisonadora Crespo haya derribado el “Muro Matilla” y pueda demostrar su torería en otras plazas, no sería de recibo que el precioso traje que ayer estrenó aguarde en el ropero hasta el próximo año.

“El Juli” El torero madrileño llegó ayer a El Puerto sin digerir las dos tardes consecutivas que ha toreado en Bilbao. Además recordar que la distancia entre la capital vizcaína y El Puerto son 1000 kilómetros, ya que conlleva atravesar España de Norte a Sur.

En su primer oponente estuvo ayuno de transmisión, en una faena de muleta con algún pase suelto que destacar. Si a este toro de Domingo Hernández, ganadería que el de Velilla de San Antonio conoce a la perfección, lo coge en otra tarde donde el torero hubiese estado más descansado seguro que le hubiese cortados las orejas.

Tras pinchazo y media fue ovacionado. En quinto de la tarde más de lo mismo, faena sin acople y ahogando en exceso las embestidas. Además falló repetidamente con los aceros y su labor fue silenciada.

Manzanares: Al actual “rey de espadas” le fallaron esta tarde los aceros. Paró por verónicas al segundo del encierro. Con la pañosa estuvo templado, toreando a media altura, destacando unos naturales de buena ejecución.

Quizás el único defecto de su actuación fue que las series fueron demasiado cortas. El ya dicho mal uso de la espada le privó de cortar una oreja, quedando el premio en ovación con saludos.

En el quinto de la tarde también se lució con la capa. En la faena de muleta no logró ni intentó acoplarse por el pitón derecho, ya que el toro se le metía por dentro. Con la mano del dinero si logró sacar provecho del cornúpeta, aunque también pecó de series muy cortas que no hicieron que la plaza “hirviera” como en otras tardes.

Es esta ocasión el culpable de su fracaso fue el estoque de descabellar.

Ficha del festejo: Con más de tres cuartos de entrada y con fuerte viento de levante, se lidiaron cinco toros de Domingo Hernández y uno (tercero) de Garcigrande, para los diestros Julián López “El Juli”: Ovación y silencio; José María Manzanares: Ovación y ovación; y Daniel Crespo (que sustituía a Pablo Aguado): Oreja y oreja. Saludaron en banderillas Daniel Duarte y Blázquez en el quinto. Antes de romperse el paseillo se guardó un minuto de silencio en recuerdo de los picadores Félix Román (también propietario de la cuadra de caballos) y Juan Gil.

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