En román paladino

Pero peor

Lo mejor para España es la formación inmediata de un gobierno

Publicado: 23/07/2019 ·
20:48
· Actualizado: 23/07/2019 · 20:48
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Autor

Rafael Román

Rafael Román es profesor universitario, miembro del PSOE, exconsejero de Cultura y expresidente de la Diputación de Cádiz

En román paladino

El autor aborda en su espacio todos los aspectos de la actualidad política tanto de España, Andalucía y la provincia de Cádiz.

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Pasó en el primer día de la votación de investidura lo que estaba previsto, es decir saldarse con un voto negativo de la cámara, pero peor.  Mucho peor. La suma de votos en contra estaba más o menos prevista en torno a los 150 votos, han sido más, pero la cantidad de abstenciones ha sido  rigurosamente excesiva.  Los augurios se presentan con oscuros  nubarrones pero sólo el jueves se saldrá de dudas definitivamente.

El drama de la izquierda, abierto en canal en la televisión en directo, ha sido un espectáculo más que lamentable. El futuro de España se merece más. El futuro de la izquierda también. Los discursos de Gabriel Rufián y de Aitor Esteban y Joan Baldoví - incluso con sus evidentes intereses particularistas - han sido los más clarividentes de los pronunciados el segundo día de una investidura que ha nacido muerta y a la que le faltan  48 horas para certificar la Resurrección o la Cruxifixión  en esta  Semana Santa  de la investidura de nunca acabar. Las apuestas sobre el futuro inmediato dan empate para que todo se vaya al traste y se piense en noviembre o se dé un golpe de razón que se imponga a la bilis y a la irracionalidad.

Lo mejor para España, ante la crisis del Brexit, la próxima  sentencia de los procesados catalanes, la deriva de la Unión Europea y la posibilidad de una escalada bélica con Irán -con la amenaza de crisis petrolera posterior - es la formación inmediata -esta misma semana- de un gobierno.

Si alguna vez hay que invocar la llamada “razón de Estado” se está en la ocasión obligada, como ha destacado Adriana Lastra. Pocas dudas se pueden albergar sobre ello. Es lo que votaron y esperan los españoles, independientemente de lo que hayan votado en las elecciones generales. Lo dicen claramente todos los sondeos de opinión. La altura de miras,  sacada a relucir por algunos, ha sido la convidada de piedra en estos dos tristes días de debates, de momento, improductivos. No se puede obviar que la finalidad del debate de investidura es obtenerla.

El ambiente del día termina enrarecido. “Iré a mi casa e idearé algo para hacerle volver. ¡Realmente mañana será otro día!” . Alguna enseñanza se puede sacar de Lo que el viento se llevó. Quedan 48 horas que se antojan interminables. Volver a empezar es el reto.

 

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