¿Recuerdan el acrónimo JASP que estuvo de moda hace unos años? Significaba “Joven Aunque Suficientemente Preparado”; fue en 2006, con motivo de un anuncio de coches, y hacía referencia a la dificultad que tenían muchos jóvenes de esa época para entrar en el mercado laboral.
Trece años después, los jóvenes de nuestra provincia siguen circunstancias similares, que los ponen en el disparadero de la emigración. Se nos van nuestros hijos e hijas. Hasta hace poco los que se marchaban eran mayoritariamente aquellos con estudios cuyo desempeño profesional es muy difícil en Jaén. Hablo de ingenierías muy especializadas, investigadores, etc.
Pero ahora asistimos perplejos, y habituados, a una sangría permanente de jóvenes con cualquier estudio de tipo universitario o formación profesional. Muchos recalan en otras partes de España, pero cada vez son más los que parten a otros destinos internacionales, europeos o no. Después del esfuerzo que hace el Estado (a través de nuestros impuestos) en proporcionar una enseñanza de calidad, después de las miles de horas de horas de estudio y trabajo de los estudiantes, de soñar con un digno empleo de su profesión, la patria chica y la patria grande no son capaces de ofrecerles lo que necesitan para iniciar su propio proyecto de vida, y se ven impelidos fuera de nuestras fronteras.
Maldita la hora en que la visión a corto plazo empezó a predominar en las decisiones políticas de los que dirigen esta sociedad. Ese mismo cortoplacismo que no ha previsto que faltarán médicos en unos años, que no ha defendido y promovido la natalidad suficiente para evitar el envejecimiento de la sociedad o que no ha sabido ver el agotamiento de nuestro modelo, o el cambio climático, o tantos efectos que se escapan al corto plazo y se proyectan en el medio y el largo plazo. Y maldita la hora en que permitimos que la parafernalia de mil colores que usan los aparatos de todos los partidos, nublara nuestro entendimiento para impedir que esto ocurriera.
Nuestros hijos se han ido hace poco, se van ahora o lo harán el próximo año, pero se van. Lo mejor de nuestras casas, el futuro de la provincia, se va. País de viejos, que no hemos sabido hacer un hueco para nuevos retoños. País de cobardes, que no hemos sabido defender el futuro de nuestros hijos. País de estúpidos, que nos conformamos con las migajas con las que nos entretuvieron los poderosos.
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