Es un término que asusta y tan sonoro que confunde. Probablemente viene de años anteriores, consecuencia del conocido golpe de calor o tal vez un sinónimo del mismo. El caso es que la búsqueda por la Web concluye en una enfermedad profesional, a causa de no tomar las medidas oportunas para paliar las altas temperaturas. Dicho así, parece que aumentan cada verano, que cambia, empeora y se redescubre la estación. Un abuelo aseguraría que se inventan estas cosas porque las mentes pensantes tienen muy poco o nada que hacer. Sonreímos la ocurrencia para repetirnos un año más que lo raro sería ver el mercurio parado en los diez grados. Si se diera el caso, sería terrible. La masa roja que vuela sobre el mapa con la previsión meteorológica,se blanquearía como en enero y el primersorprendido sería el profesional que conduce el espacio, hace años emancipado del Telediario. No imaginamos a Mónica López o a Martín Barreiro dando semejante información. Ni ellos ni los meteorólogos de las otras cadenas tranquilizan el ánimo diciendo que se trata de lo propio, de lo lógico y natural. Todo lo contrario, ponen en guardia, alertan, amedrantan con tanta repetición saliendo de una cara hierática. No hay duda de la mejor intención en el cumplimiento de su trabajo,en la prevención, pero se agradecería dar una mano de suavidad al dramatismo.
Casi todos, en algún momento, hemos sufrido estos calores repentinos, la fatiga posterior y el mareo demoledor, sin duda una situación angustiosa que ha salvado el aguaa sorbos, en la cara y en la nuca y si además hemos añadido un poco de azúcar, la recuperación ha sido casi inmediata. Este tipo agotamiento suele suceder al principio de la estación, con la subida rápida y a destiempo de la temperatura. El cuerpo necesita adaptarse y reacciona. Así se nos explicaba en el colegio, durante las clases de gimnasia, sin darle más importancia que la debida.
El cambio climático propicia la brusquedad, dicen, y en algunos casos con estos síntomas aparecen complicaciones de manera circunstancial. Pero tanta recomendación genera angustia y miedo, provocando el efecto contrario. En cualquier caso, seamos cautelosos por el principio general, es decir, el calor es molesto, pesado y transitorio,porqueafortunadamente no dura más de dos meses. Y como por aquí somos así, la guasa no se ha hecho esperar, ya que por los teléfonos corre el chascarrillo que cierra la hablilla de hoy: Cuando los 40 grados eran sólo en Andalucía, lo de no poder trabajar era vagancia. Ahora es “estrés térmico”
Envía tu noticia a: participa@andaluciainformacion.es