Aprovechar la energía que posee la materia orgánica es la base de la biomasa. De hecho, es la que más cantidad de energía puede aportar al sistema energético de todas las fuentes renovables ya que Andalucía cuenta con una importante riqueza biomásica, en gran parte procedente del cultivo del olivar y de sus industrias derivadas. El aprovechamiento energético de esta biomasa permite la sustitución de combustibles fósiles, un mayor autoabastecimiento y diversificación energética, y contribuye al mantenimiento de la actividad en zonas rurales.
La biomasa, que de forma genérica se puede definir como la materia orgánica de origen biológico, aprovecha la fracción biodegradable de los productos de la agricultura, de la actividad forestal, de la industria y también los residuos vegetales, animales e industriales, además de los procedentes de los residuos sólidos urbanos.
La biomasa, como energía renovable, permite acumular la energía que se ha fijado durante el periodo de crecimiento de la planta y, mediante distintos procesos de transformación, esta energía se libera, obteniendo calor, electricidad o energía mecánica.
Hay dos tipos fundamentales de biomasa, la natural, disponible en los ecosistemas naturales, y la residual, procedente del desarrollo principal de diferentes actividades, como pueden ser las agrícolas y de jardinería ( podas de olivar y frutales, pajas, restos de algodón, etc); los aprovechamientos forestales (tratamientos silvícolas); industrias agrícolas (aceite de oliva y de aceite de orujo de oliva, de la industria vinícola y alcoholera, de la producción de frutos secos, etc); residuos de industrias forestales (de primera transformación como los de segunda transformación); o el biogás de vertederos de residuos sólidos urbanos y de procesos de digestión anaerobia de residuos biodegradables, como los lodos de depuradoras de aguas residuales, residuos sólidos urbanos, residuos ganaderos, residuos agrícolas, etc.
A ambos tipos de biomasa habría que añadir los procedentes de cultivos energéticos, cuyo único fin es la de producción de biomasa con fines energéticos.
Biomasa producida en Andalucía
Entre los tipos de biomasa producidos en Andalucía podemos encontrar varios, aunque el más destacable es el procedente del olivar, ya que la producción de aceite de oliva, uno de nuestros productos más preciados, es fuente además de numerosos subproductos con un contenido energético importante.
Según los datos que maneja la Agencia Andaluza de la Energía, en Andalucía contamos con 1.400.000 hectáreas de olivar, que en una campaña media producen unas 4.000.000 de toneladas de aceituna. De éstas, en torno a 3.700.000 toneladas/año se destinan a obtención de aceite de oliva, y las restantes 300.000 t/año van a industria de aderezo de aceituna de mesa. La cantidad de aceite que se produce es de unas 800.000 toneladas anuales.
Además, este cultivo y sus industrias derivadas generan una serie de subproductos con un contenido energético importante. Mediante una tecnología adecuada, puede obtenerse a partir de ellos tanto energía térmica como eléctrica e incluso bioetanol. Los subproductos susceptibles de valoración energética son: orujo, orujillo, hueso de aceituna y poda de olivar.
Existen siete plantas de generación de energía eléctrica con orujillo, con una potencia total instalada de 67 MW, lo que supone una capacidad de consumo de 422.000 toneladas/año. El resto, 262.000 t/año, estarían disponibles para consumo térmico.
Importante potencial
Andalucía cuenta con un importante potencial de biomasa, que supera los 3.447 ktep/año (kilotoneladas equivalentes de petróleo), lo que supone un 19% del total del consumo de energía primaria de la región en 2007. Destaca, la procedente del olivar y de la industria oleícola.
La región también se está situando a la vanguardia de las energías renovables, apostando por tecnologías que generan empleo y perfilándose como una región pionera en este aspecto.
Así, respecto a la biomasa, Andalucía lidera el sector de la biomasa eléctrica con quince plantas que suman 164,2 MW, el 44% del total nacional, lo que supone electricidad anual para más de 246.300 viviendas. Utilizan como combustible restos de invernadero, orujo, orujillo y madera. Estas se encuentran: dos en Almería, ocho en Córdoba, una en Huelva, dos en Jaén y dos en Málaga.
A esta energía hay que sumar la proveniente de las catorce plantas de biogás existentes en la comunidad que proviene de plantas de tratamiento de aguas residuales y desgasificación de vertederos de residuos sólidos urbanos, que aportan otros 18,7 MW.
El Gobierno andaluz, y en concreto, la Consejería de Innovación, Ciencia y Empresa a través de la Agencia de la Energía, está apostando por el desarrollo energético sostenible de la Comunidad Autónoma, incentivando proyectos de energías renovables y aquellos que favorezcan el ahorro energético.
En cuanto a la generación de energía térmica con biomasa, Andalucía cuenta con una tradición industrial muy significativa asociada principalmente a la industria oleícola. El consumo de biomasa para usos térmicos durante el año 2008 fue de 613,55 ktep (kilotoneladas equivalentes de petróleo), en su mayoría orujo y hueso.
La implantación progresiva de los combustibles estandarizados
El uso intensivo y más eficiente de la biomasa requiere contar con combustibles estandarizados y normalizados. En este sentido los denominados pellet (biomasa densificada de pequeño tamaño), ofrece la posibilidad de mejorar los sistemas de combustión.
En Andalucía este campo está experimentando una gran ampliación y actualmente la Comunidad se ha convertido en la primera región española en producción de este biocombustible con nueve plantas de fabricación de pellets. De éstas, cinco están en funcionamiento: dos en la provincia de Córdoba, una en Granada, y dos en Jaén, que producen 42.400 tep.
En construcción se encuentra otra planta más, en la provincia de Jaén, que producirá 1.600 tep. Existen otros tres proyectos que se encuentra aún en fase incipiente, en las provincias de Sevilla, Granada y Almería.