Pablo Teruel, responsable del área de energías renovables de la cooperativa Hidroelectro de Cazorla, reconoce que su objetivo principal es que el mercado de los pellets sea la propia Comunidad Autónoma de Andalucía, aunque en la actualidad no está muy extendido el uso a nivel doméstico de este tipo de instalaciones o estufas que utilizan el pellets como biocombustible, a pesar de la fiabilidad y limpieza de estos sistemas. Es más, este tipo de estufas o calderas están más pensadas para zonas que padecen fríos puntuales, como puede ocurrir en Andalucía, aunque en la región existen pocas empresas dedicadas a fabricarlas.
En la actualidad, al mercado andaluz sólo han distribuido algo más de 200 toneladas, cuando hasta Madrid, Barcelona, Valladolid o Valencia se han enviado hasta doce trailer con 4,5 toneladas cada uno.
Teruel reconoce que, por ejemplo, en Jaén el pellets tiene el hándicap del hueso de la aceituna, que es más barato y se utiliza en muchas de las instalaciones que utilizan biocombustibles, aunque recuerda que no es lo suficientemente limpio para ser eficiente y, cuando se consigue, es más caro que el pellet que ellos producen.
La historia de Renovables Biocazorla parte de una cooperativa de seis socios con casi 30 años de vida a sus espaldas. La empresa matriz, Hidroelectro SCA, lleva tres décadas realizando instalaciones de todo tipo y fueron los primeros, allá por el año 81, en montar el sistema de placas solares térmicas en un hotel de Mancha Real.
Después, llegaron las calderas y sistemas de calefacción que utilizan las bioenergías, ya sean basadas en la energía solar como en la biomasa, incluso las que usan el hueso de aceituna, y en cuyas calderas para grandes hoteles o residencias han trabajado. Lo próximo que van a instalar será una piscina climatizada en la localidad gaditana de Grazalema.
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