Estos datos muestran que, pese a los indicios de mejora de la economía estadounidense, todavía se siguen notando los efectos de la recesión más larga desde la década de 1930.
La mayor pérdida de empleo se produjo en la construcción, la manufactura, las ventas al por menor y el gobierno.
Desde que comenzó la recesión en diciembre del año 2007, el número de desempleados ha aumentado en 7,6 millones, hasta los 15,1 millones de parados, y la tasa de desempleo se ha duplicado.
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