Desde la institución eclesial aseguran haber “oído el parecer expresado por los organismos públicos competentes” y, una vez que ha pasado la primera alarma social, sus responsables consideran que ha llegado el momento de ofrecer una serie de “orientaciones”, si bien aclaran que “cada párroco, rector o capellán deberá acomodarlas a la situación concreta de su ámbito pastoral”.
La primera medida que recomienda el Obispado es suprimir, “donde resulte posible”, el agua bendita de las pilas de entrada en los templos, colocando un cartel que explique el motivo.
Otra de las prácticas que se verá afectada, a partir de ahora, será el conocido rito de la paz, que es potestativo. En este sentido, se recomienda suprimirlo o sustituirlo por otro gesto que no implique el contacto físico entre los fieles. Igualmente, se recordará a los feligreses la posibilidad de recibir la sagrada comunión en la mano, “respetando siempre el modo como cada uno desee recibirla”.
De otro lado, en los besamanos y besapiés de las sagradas imágenes o reliquias, se sugerirá a los fieles “otras posibilidades para mostrar su devoción: santiguarse, inclinación de cabeza, etc”.
Desde la Diócesis también abogan por utilizar en las concelebraciones dos cálices: uno para el presidente y otro para los demás sacerdotes, quienes comulgarían por intinción. Y se propone extremar las medidas de higiene en los templos y dependencias pastorales, así como en las catequesis y demás reuniones.
Por último, el Obispado señala que a estas sugerencias, “que se mantendrán hasta que las autoridades sanitarias estimen que el riesgo ha desaparecido”, se podrán añadir otras que “parezcan útiles y factibles en cada lugar”.
Envía tu noticia a: participa@andaluciainformacion.es