Atando Cabos

La misoginia goza de buena salud

Me es imposible en esta columna, nombrar a todos los misóginos, que no se han cortado un pelo a la hora de publicar sus opiniones, defenestrando a las mujeres

Publicado: 18/06/2019 ·
21:16
· Actualizado: 18/06/2019 · 21:16
Publicidad Ai Publicidad AiPublicidad Ai
Autor

Remedios Jiménez

Licenciada en Historia, docente jubilada, integrante del Aula Atenea del Ateneo de Jerez y de varios clubes de lectura

Atando Cabos

Una mirada sobre lo que nos pasa día a día, bajo los titulares de la incesante actualidad

VISITAR BLOG

Hay quienes se expresan de esta manera: yo no soy machista ni feminista. ¿Qué quiere decir realmente esto? Pues que no piensas que los hombres son superiores a las mujeres, pero a la vez no crees en la igualdad de derechos entre ambos. No pueden considerarse términos antagónicos ni usarse como tales. ¿Pero y si cuela?

También andan oponiendo femenina y feminista, de modo que hay quien se deja embaucar por todo este barullo lingüístico. ¿Quién promueve todo esto?

Bueno no podemos olvidar, la larga tradición misógina de la que procedemos y que sigue vivita y dando coletazos en nuestra sociedad. Las mujeres sin alma, las mujeres demoniacas, a las que era mejor no instruir, porque era como darle alas al diablo. Baltasar Gracián, Quevedo. La mujer cosificada, como un elemento más del hogar, como la mesa del comedor. Miguel de Unamuno: “Una señora o señorita en un salón, en un baile, en una solemnidad, en un palco de teatro, no me interesa absolutamente nada; interésame, sí, cuandovuelve a ser ama de casa, mujer de su hogar o trabajadora de su campo”. Javier Marías:  'Ojo con la barra libre', advierte de que si se les da crédito a todas las mujeres que denuncian abusos sexuales, "se está entregando un arma mortífera a las envidiosas, a las despechadas, a las malvadas, a las misándricas y a las que simplemente se la guardan a alguien".

Aunque la lista es muy larga, me es imposible en esta columna, nombrar a todos los misóginos, que no se han cortado un pelo a la hora de publicar sus opiniones, defenestrando a las mujeres.

¿Y si es al contrario? ¿Y si se te ocurre criticar el comportamiento masculino, ya no en general sino siquiera en particular? Entonces eres una “feminazi”. Hay tanto miedo a recibir este apelativo que a la mayoría se le ponen los vellos como escarpias. Creado por un presentador norteamericano en los noventa ha sido refrendado en España por una gran institución como es la RAE: "La voz «feminazi» (acrónimo de «feminista» + «nazi») se utiliza con intención despectiva con el sentido de “feminista radicalizada". ¿La forma de no ser radical qué sería? ¿Reivindicar sólo unos pocos derechos, no la igualdad? Pero la imagen que transmiten, las palabras, feminista radicalizada, es la de ir poniendo bombas contra los hombres, o en la línea de Javier Marías, como comportamiento revanchista de mujeres misándricas. Mujeres feas que odian a los hombres porque no reciben sus atenciones.

 

Envía tu noticia a: participa@andaluciainformacion.es

TE RECOMENDAMOS

ÚNETE A NUESTRO BOLETÍN