La importancia de la sátira: del Cádiz del XIX al New York Times

Publicado: 18/06/2019
Repaso por las viñetas e ilustraciones de la prensa gaditana
No más viñetas políticas. Se acabó la sátira y el humor para la edición internacional del New York Times. Así lo anunciaban la semana pasada en un acto que no dejaba a nadie indiferente. Esta decisión llega después de que el pasado 1 de abril el Times divulgara en sus páginas de Opinión una caricatura de Benjamin Netanyahu y Donald Trump, en el que el primero aparecía como perro guía del segundo, quien llevaba las riendas a ciegas. 

Aprovechando esta nefasta noticia para el mundo del periodismo, vamos a desempolvar unas antiguas páginas de la prensa gaditana cuando este tipo de viñetas satíricas tenían un lugar muy relevante. La sátira siempre jugó un papel fundamental en la sociedad, tanto en el ámbito periodístico como en la opinión pública. Es interesante el estudio de este tipo de publicaciones a lo largo de la historia para adentrarnos en las formas de crítica política que siempre se dieron. 

Encontramos una interesante etapa durante la Restauración Borbónica, cuando Antonio Canovas del Castillo pone en marcha el llamado “turnismo” que levanta suspicacias por todas las opciones políticas que quedaron exentas en aquel momento. Aquí comienza a haber restricciones en la prensa, mayormente entre aquellos que no estaban de acuerdo con este sistema. 

Sin embargo, el número de publicaciones comenzó a aumentar en títulos y en importancia. Este apogeo también se dejó notar en Cádiz, equiparándose a ciudades como Madrid, Barcelona o Valencia. Así, aparecieron en la ciudad caricaturas y sátiras sobre la situación política que eran publicadas en diferentes semanarios y periódicos. 

Publicaciones como ‘Cádiz en broma’, ‘Cádiz alegre’, ‘El cocinero’, ‘Tinta china’, ‘Fray Tranquilo’ o ‘El Lince’, se encargaron de mostrar con sorna e ironía lo que acontecía en la ciudad. Criticas, por ejemplo, a la falta de abastecimiento de agua, los proyectos interminables (como la construcción del monumento de Las Cortes), fraude de fondos municipales, promesas incumplidas, obras públicas paralizadas (como el derribo de la antigua muralla), etc. 

La historiadora Mercedes Otero, hace algunos años, vino a indicar que los políticos aparecían en las caricaturas “siempre con el mismo sentido: el del ridículo. Se les tacha de tontos, siempre aparecen con gente dominada y al servicio de otros que generalmente son los que llevan las riendas”. 

Liberales gaditanos de la fama del presidente del Gobierno Segismundo Moret o el alcalde de la ciudad Cayetano del Toro fueron protagonistas de la pluma de estos ilustradores. Sin embargo, no fueron los peores parados. En los últimos compases del siglo XIX y principios del XX, una nueva generación de políticos que se hacían llamar ‘neutros’ fueron el foco principal del látigo de la sátira. Francisco Silvela, Rafael de la Viesca, Enrique Macpherson, o el propio alcalde Miguel de Aguirre sufrieron todo tipo de sorna. Este último aparecía en una de estas viñetas como un escolar que recibe un suspenso, mientras que en otra se le reflejaba como niño Jesús adorado por seres con cabeza de calabazas, en clara alusión a esos nuevos políticos ‘neutros’ que van a adorar al “Tonto Dios” a la espera de su turno de Gobierno del que puedan sacar provecho. 

La prensa gaditana supo reflejar con letras y ácidos dibujos el devenir de aquellos años. Hoy es la prensa internacional la que da un paso atrás en favor del censor oscurantismo, precisamente en un tiempo donde la mirada crítica es más necesaria que nunca.

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