Han ocupado titulares las condiciones de Albert Rivera al PSOE para darle su apoyo –en determinados sitios o en determinadas circunstancias- en la elección de alcaldes o presidentes de comunidades autónomas. Había que renunciar al sanchismo, -textualmente han dicho “renegar del sanchismo”- a sus pompas y a sus obras, al pecado y a las seducciones del indecente secretario general socialista. No puede haber pactos con el PSOE de Sánchez, han afirmado los portavoces más cualificados del partido naranja. Además de excomulgar al “PSOE de Sánchez”, con el que no podía haber contactos ni acuerdos era necesario que se encontrara a algún alcalde o algún presidente de comunidad autónoma “que reniegue de las políticas del secretario general y presidente, de los pactos con separatistas y populistas y que crea que es hora de aplicar el 155 en Cataluña”. No puede ser más disparatado el asunto. No hay otro PSOE que el de Pedro Sánchez, como no hay otro Ciudadanos que no sea el de Albert Rivera. Es absurdo cualquier otro razonamiento. Suena la postura de Ciudadanos a excusas de mal pagador. Es decir, como no quiero apoyar al PSOE pongo condiciones imposibles de cumplir y así evito todo compromiso. Un dislate.
Las condiciones leoninas que impone al PSOE no las pone al PP, ni a VOX. Tendría que decir que el PP devolviera los importes de las mil causas que han deteriorado al erario público comenzando por las actuaciones no de los concejales de pueblo –por lo general más que honrados- sino, al menos, lo sustraído por sus tesoreros, con ingresos generados desde las sedes centrales del PP. Es una condición inexcusable. A VOX la renuncia a su ideología de género, contraria a los derechos de la mujer, y su desprecio por las víctimas del franquismo o su abierta oposición al Estado de las Autonomías, pieza nuclear de nuestro Estado Constitucional. Nada de eso se ha exigido a dichos partidos para pactar. El PSOE no va a entonar por las calles españolas el canto penitencial de “Perdona a tu pueblo, Señor” después de haber ganado Generales, Autonómicas, Locales y Europeas en un solo mes. Sería ilógico. La respuesta socialista, en boca del presidente del Gobierno, desde Bruselas, ha sido: “Que no se entiende en Europa que un partido que se autodefine como liberal pacte con la ultraderecha”. Una carga de profundidad certera en la hora presente de Europa.
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