¿Ésta será recordada como la semana de las elecciones municipales, europeas y autonómicas en España, como aquella en la que se constituyeron las Cortes Generales emanadas del 28 de abril, o en la que Juego de Tronos mostró su esperado final tras ocho temporadas? Según el target al que se pregunte así será la respuesta, aunque teniendo en cuenta cierta saturación política en Andalucía fruto de tres citas electorales claves en poco menos de menos de seis meses, conjugada con el hastío por el problema catalán y todas sus ramificaciones, además de cierta desafección evidente, es probable que muchos la recordarán como el final de una larga y enmarañada trama de ficción, que ha marcado un hito en la historia de la televisión.
Yo, sin embargo, me quedo con la semana democrática que ha demostrado, una vez más, la fortaleza de nuestras instituciones, y la madurez del pueblo español. La extrema derecha y los independentistas bajo el mismo techo constitucional. ¡Ole! Es asombroso. Quienes quieren romper España asientan sus posaderas donde reside la soberanía del pueblo español. Y quienes no reconocen las autonomías, ahí están en el Hospital de las Cinco Llagas a punto de aprobar los presupuestos del autodenominado cambio. Algo bueno tendrá el agua cuando la bendicen ¿no? Pues bien, esto es lo que ha pasado, y lo que está pasando. Sí, habrá cosas de esperpento. Seguro. Fijo. Pero qué grande es nuestro país que nos regala, además, la imagen de Ramón María del Valle Inclán en la persona del socialista Agustín Javier Zamarrón. La Generación del 98 en el 19 del siglo XXI. Ni el mejor guionista habría encontrado un personaje así para presidir la mesa de edad del Congreso en este momento. La realidad superando la ficción. En la Cámara Baja sólo faltaba Paco Rabal, encarnando el papel de Max Estrella en Luces de Bohemia gritando: ¡Cráneo privilegiado! Muchos de estos nos harán falta para que esta legislatura, que acaba de arrancar, camine con rumbo firme con el objetivo de solucionar los problemas de los españoles, y no creárselos. Pero nos vamos a divertir un rato, y los guionistas deberán estar preparados.
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