El Gallinero

Canalla

Todos sabemos que Juan Carlos Aragón era una rareza que no se volverá a repetir.

Publicado: 18/05/2019 ·
11:16
· Actualizado: 18/05/2019 · 11:20
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  • Er Chele Vara. -

No, no tengo derecho a hablar de Juan Carlos Aragón como persona, porque no se dio la oportunidad de conocernos a fondo. Otros podrán hacerlo, y lo harán con todo el cariño y el acierto del mundo. Tampoco me siento legitimado para disertar sobre su obra, ese impresionante legado de coplas que de memoria se conocen su legión de seguidores. Si existe la posibilidad en nuestra época de ser no juancarlista, seguramente podría contarme en ese grupo. Y a pesar de ello, no puedo evitar que con su marcha se me hayan roto unas cuantas de mis entrañas carnavaleras. Que se muera un autor de mi generación es algo que no entraba en mis cuentas, ni creo que en las de nadie.

Un gaditano es antiguo y moderno, Caleta y Victoria, Mentidero y Laguna. O lo que es lo mismo: un gaditano es como Juan Carlos Aragón"

Decir que el Carnaval de Cádiz pierde, posiblemente, a una de las mejores plumas de toda su historia (por no decir la mejor) es tan redundante y trágico que duele hasta decirlo. Así que no lo diré. 

Diré más bien que si existe el Carnaval de Cádiz, existe por el carácter del gaditano. Y un gaditano es contradictorio: potente y vital, profundo y sencillo, simbólico y declarativo. Un gaditano es metáfora y bastinazo, salón y cocina, negrura y lorenzo. Un gaditano es antiguo y moderno, Caleta y Victoria, Mentidero y Laguna. O lo que es lo mismo: un gaditano es como Juan Carlos Aragón.

En ese filo de la navaja que une y separa realidad y ficción, lo divino y lo humano, y que es el filo de la ironía, del sarcasmo, de la inocente e indecente maldad salvaje, en ese filo está y estará para siempre el poeta que se marcha. Nunca conocí una mirada tan imprevisible como la suya; nunca escuché unas letras con tanto potencial de asombro como cualquiera de las que regalara a la eternidad. Esa eternidad a la que no pudo ganar hace un par de carnavales, y que hoy, con el dolor de todos, ha conquistado para siempre.

Al Carnaval de Cádiz se le cae un trozo de su esencia. No hay otro canalla que pueda aguantar su vela. No como él. Quedan autores buenos, buenísimos, y geniales. Pero todos sabemos que Juan Carlos es una rareza que no se volverá a repetir. Este terrible duelo, si ya resulta tremendo por él, es mucho más traumático si somos conscientes de lo que estamos llorando: se muere una pieza irreemplazable del Carnaval de Cádiz. Y ahora… ¿Cómo vamos a seguir escribiendo, si sabemos que él no está?

A las personas, cuando se mueren, las lloran sus seres queridos. Pero a los genios, como Juan Carlos, los llora la humanidad entera.

 

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