“Un presupuesto muy bueno, muy creíble y muy social”. Así define el consejero de Hacienda, Juan Bravo, las cuentas andaluzas para 2019, las primeras del Gobierno PP-Cs, que este martes se presentaban en el Consejo de Gobierno como “las más sociales de la historia de Andalucía”. Eso sí, la mitad de lo que se incrementa el presupuesto (500 de 1.000 millones de euros de gasto no financiero) se lo llevan las nóminas de los trabajadores, con lo que al final quedarían 500 millones de euros para desarrollar medidas al margen del gasto salarial.
Las líneas maestras de las cuentas ya las había avanzado el presidente de la Junta, Juanma Moreno, el pasado lunes: 36.465 millones de euros gracias a un incremento del 5% que se traduce en los reseñados 1.000 millones de gasto no financiero. De esta cantidad, 770 millones serán para sanidad (un incremento del 7,7%), 220 para educación (aquí la subida es del 3,4%) y 47 para igualdad.
El Gobierno computa como gasto social el sueldo del personal sanitario y educativo, pero los 500 millones que se destinarán a nóminas es para el conjunto de los 270.000 trabajadores de la Junta en cumplimiento de la subida salarial pactada por el Gobierno central con los sindicatos. A esto hay que sumar la recuperación de algunos derechos que se eliminaron durante los años más duros de la crisis económica, con lo que en conjunto el gasto en personal se eleva un 5,4%
De todos modos, el principal mérito que se atribuye el Ejecutivo PP-Cs es que crezca el presupuesto a la vez que se aplica una rebaja fiscal que conlleva menos recursos. ¿Y cómo se hace eso? Pues dando por hecho que la recaudación de los tributos propios de la Junta crecerá un 10% gracias a que se será más efectivo, porque en ningún momento (y eso se reiteró de manera radical) se prevé subir algún impuesto.
A esto habría que añadir un incremento del 5,2% de los fondos que llegan del Estado y del 6,6% de los procedentes de Europa. Y junto a ello, la garantía de que se va a ser más eficiente en todo: habrá un mayor control del sector instrumental, se supervisarán mejor las subvenciones, se recorta en bienes y servicios...
“Vamos a equilibrar el gasto y buscar recursos allá donde estén”, para así cumplir el objetivo de déficit del 0,1%. Para ello se exprimirán los fondos estatales y europeos para no devolver ni un euro, al contrario de lo que -denuncian- ocurría con frecuencia en la etapa socialista.
Ejecución real
Otro compromiso es gastar todo lo que se presupueste, por lo que se considera que cuando se conozcan las cuentas al detalle no se podrán comparar con las de 2018: habrá partidas que ahora tengan menos cuantía, pero en la práctica se garantiza que la inversión final será mayor gracias a este gasto efectivo y real. Así que la bondad de las cuentas se comprobaría el año que viene, al comparar la inversión final de 2018 y 2019.
En cuanto a los tiempos, estarían aprobados y en vigor antes de agosto, para lo que se van a iniciar ya contactos que serán prioritarios con Vox, que sostiene al Gobierno, y en eso era claro Bravo: “Tenemos que atenderles”.
Vox pregunta por lo suyo
Y a todo esto, Vox insiste: “Todo lo que suponga en política presupuestaria separarse de los 37 puntos” del acuerdo que firmaron con PP para hacer presidente a Juanma Moreno será “impedimento a la hora de apoyar los presupuestos”. “La línea de Vox en ese sentido es meridiana”, apostillaba el parlamentario Alejandro Hernández. El PSOE-A, por su parte, da por hecho que las cuentas recogerán “recortes” que exige la “extrema derecha” de Vox y acusaba al Ejecutivo de “vivir de las rentas” del anterior Gobierno.