El día después al aldabonazo electoral de Pedro Sánchez los hubo interesados en transferir los resultados al dibujo político andaluz y otros que huyeron de ese escenario. Entre los últimos estaban los socios en el Gobierno de la Junta, PP y Cs, que cerraron filas para blindar su pacto ante la debacle que han sufrido los populares, mientras PSOE y Adelante Andalucía entendían lo ocurrido como una moción de censura de la ciudadanía, una especie de enmienda a la totalidad a las políticas que se aplican en la comunidad y que, en teoría, se iban a exportar a toda España.
El capote principal lo echaba el vicepresidente andaluz y líder regional de Cs, Juan Marín, que reiteraba que “no va a haber ningún cambio dentro del Gobierno ni vamos a pedir absolutamente nada más” al PP, instando a “encapsular cada proceso electoral en lo que es”, por mucho que los naranjas se hayan convertido en la segunda fuerza andaluza al adelantar a los populares. Este lunes no se escuchaba ni una sola voz crítica contra el presidente andaluz, Juanma Moreno, ni desde su gente del PP ni desde Cs, pero lo cierto es que como máximo responsable de los populares andaluces ha llevado a los suyos al peor resultado de su historia.
Con Moreno sin salir a escena, le tocó tragarse el sapo a la secretaria general del PP-A, Loles López, que se afanaba en insistir en que estamos ante “un Gobierno sólido” que no se va a ver afectado por unos resultados “malos” propiciados por la fragmentación de la derecha. López dijo que habrá “autocrítica”, pero lo cierto es que el foco se ha puesto en el presidente nacional, Pablo Casado, y que Moreno está blindado porque, hoy por hoy, ostenta el mayor poder institucional en su partido como presidente de Andalucía.
En el otro lado del ring, el PSOE andaluz se afanaba en resaltar su aportación a la victoria de Sánchez, como demuestra que uno de cada cinco votos le ha venido de Andalucía. Pese a la contundente victoria, Susana Díaz sigue cuestionada en su partido, y es que las cuentas que hacen algunos es que el PSOE ha ganado medio millón de sufragios en menos de cinco meses porque lo de diciembre fue un voto de castigo a la propia Díaz. Lo ocurrido en las autonómicas valencianas tampoco le ayuda, con un Ximo Puig que ha mejorado sus resultados al ir a las elecciones de la mano de Pedro Sánchez, algo que la expresidenta andaluza rechazó al adelantar los comicios.
En el PSOE-A, en cambio, se achacaba buena parte del éxito en Andalucía al papel de chivo expiatorio que le tocó jugar en diciembre. “De no haberse producido el Gobierno de derechas apoyado por la extrema derecha posiblemente no se habría producido la movilización” del domingo, defendía el secretario de Organización, Juan Cornejo.
Debates orgánicos
Desde las filas ‘sanchistas’, formalmente, se le echaba agua a un fuego que en todo caso a nadie en el PSOE le interesa que se avive hasta que pasen las municipales del 26M. Así, mientras el propio Cornejo decía que no es el momento de hablar de cuestiones orgánicas, el diputado electo y miembro de la ejecutiva federal, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, intentaba acallar este runrún asegurando que “no hay ningún escenario orgánico previsto y todos estamos donde debemos estar”.
La cabeza de lista por Sevilla, la ministra de Hacienda María Jesús Montero, eludía el debate para devolverlo a que los resultados del domingo “cuestionan” el pacto de Gobierno andaluz. Cornejo se subía al carro resaltando que “el pueblo andaluz le ha hecho una moción de censura” a Moreno, mientras que CCOO y UGT vinculaban el resultado del PP a los “100 días de fracaso” de la nueva Junta.
Al margen de pugnas orgánicas, lo que nadie pone en duda es el estrepitoso hundimiento del PP en toda España pero también en Andalucía, donde en sólo tres años ha perdido 16,34 puntos, lo que se ha traducido en 12 diputados y 641.059 votos menos. Esto arrastra a todo el bloque de derechas, de tal manera que si se hace la traslación de los sufragios al escenario de unos comicios autonómicos PP y Cs no podrían reeditar su pacto con el apoyo de Vox, ya que PSOE y Adelante Andalucía sumarían mayoría absoluta.
Dos casos ejemplifican el desplome de los populares. Por un lado, han perdido en todas las provincias, lo que incluye sus feudos de Almería y Málaga, y por otro en la capital malagueña han quedado terceros al adelantarles Cs. Precisamente desde Málaga su alcalde, Francisco de la Torre (PP), lanzaba el único reproche que se escuchaba al lamentar que su partido “ha descuidado” el centro político en su intento de “no perder votos por su derecha”. Lo dicho, nadie está libre de reproche...
Desde el PSOE, las cifras que se exhiben son muy diferentes. “En toda Andalucía el mapa es rojo”, resaltaba Juan Cornejo, y lo ilustraba con un gráfico casi plenamente de ese color: el PSOE ganó en 734 de los 785 municipios (93,3%), por los 35 del PP. La victoria socialista ha sido rotunda en el ámbito rural, como es frecuente, pero esta vez también ha sido espectacular en el medio urbano. El PSOE se impuso en las ocho capitales y en 28 de los 29 municipios de más de 50.000 habitantes que hay en Andalucía. Vox, por su parte, sigue creciendo en Andalucía, sumando más de 600.000 votos frente a los poco menos de 400.000 de las autonómicas de diciembre. Eso les ha llevado a ganar en cuatro municipios, tres en Almería (El Ejido, Níjar y Balanegra) y uno en Málaga (Benahavís).