A ver, colegas: ¿Hay algo en el horizonte inmediato más importante que las elecciones del próximo domingo?, ¿Podemos asegurar que la extrema derecha no va a participar en el futuro gobierno español? Pues espabilad que nos comen con sopas ¡Votad, coño! Y quitaros de remilgos. Ya nos equivocamos con Trump al que no le dábamos opciones de ganar y ganó, con el Brexit también nos columpiamos, que no iba a salir y salió. Ahora no podemos dejar margen al error. Tenemos que conseguir una movilización generalizada, de todos y todas las demócratas.
Esa era la respuesta a quien en la tertulia de la Plaza del Pósito, más especializada en debates de emociones y sensaciones, manifestaba cierto cansancio por el monotema de las próximas elecciones.
Votad para defender nuestro modelo de vida y país. No debe ganar el proyecto de la derecha: un país de banderas, toros, toreros, y famosos. Donde a la mujer le reservan “la casa y con la pata quebrá”, como un objeto a la que se le puede alquilar el vientre. Defienden una fiscalidad más favorable para los que más tienen, compensando los menores ingresos, privatizando la sanidad, la educación, la seguridad o cargándose el sistema público de pensiones.
Mientras, degradan la calidad de vida de la mayoría de la ciudadanía, nos entretienen focalizando la atención en Cataluña y en un hipotético indulto para unos posibles condenados. Olvidando que la realidad del paro o la corrupción nos preocupa mucho más que su ficción territorial. Para ello, no dudan en acallar las posibles discrepancias, saltándose los más esenciales principios democráticos, como la vomitiva policía política, espiando y boicoteando a los opositores. Combatiendo las movilizaciones con la Ley Mordaza o con su propuesta de cerrar los pocos medios de comunicación que aún no controlan del todo, como la Sexta o TV3. Así sin voces contrarias, será más fácil seguir disponiendo del Estado como toda la vida hicieron, como su propio cortijo.
¡Votad! Y hacerlo por quienes defiende la igualdad en el acceso a la educación, a la sanidad, o la dependencia. Por quienes quieren un estado laico donde se respete y no se impongan las creencias. Hacerlo por quienes defienden las libertades por encima de sus intereses electorales. Por unas pensiones dignas y salarios decentes. La igualdad entre hombres y mujeres, la no discriminación por la opción sexual elegida. Votar por quienes plantean que hay que respetar el medioambiente, pues los recursos naturales son finitos. Por quienes defienden a los ciudadanos por encima de las corporaciones. Hacerlo por vosotros, por vuestras hijas e hijos, por las futuras generaciones.
¡Votad, coño!
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