A las seis y media de la tarde comenzaba la salida de la Hermandad de los Desamparados que contaba como novedad con un bello estandarte corporativo, tipo Bacalao, bordado por Jaime Zaragoza Ibáñez. Nuevamente la hermandad se caracterizó por el bajo número de hermanos que visten la túnica, con secciones de 12 hermanos, en su mayoría, aunque guardando muy bien la distancia entre ellos.
El paso del Santísimo Cristo de la Sangre, una bella factura del taller de Manuel Guzmán y de estilo churriguera, iba precedido de una capilla de música de la banda de la Hermandad del Nazareno y su cuerpo de acólitos.
Resulta una auténtica pena que el cableado aéreo de la ciudad no permita ver la cruz izada en su totalidad y admirar una de las mejores tallas de Alfonso Berraquero, sobre todo que no lo haga en Carrera Oficial por los cables del tren tranvía.
El paso de palio de la Virgen de los Desamparados ha lucido de forma esplendorosa con toda la candelería encendida, destacando la imagen titular con las vistas de su manto.
La banda de música del Nazareno acompañó el paso de palio. Los dos pasos fueron portados por la cuadrilla de hermanos.
A las 18.45 horas comenzaba la salida del Santo Entierro y en poco más de una hora alcanzaba el centro de San Fernando. Dos secciones de niños de carmelitanos y el resto del clásico ruán o percalina con dos cortejos diferenciados, el de ida y el de vuelta, donde la hermandad contaba con la novedad del cambio de itinerario, sustituyendo el callejón Manuel de Arriaga por la calle Galiano y cogiendo más calle Real, que ha permitido que la cruz de guía llegara adelantada a su hora normal a la calle San Joaquín.
El Almirante de la Flota, Manuel Garat Caramé ha presidido la representación militar en nombre de Su Majestad el Rey Felipe VI, si bien no se ha contado este año con una compañía de homores, sino con una sección. La alcaldesa, Patricia Cavada ha presidido la representación de la Corporación Municipal.
El paso de palio de la Virgen del Mayor Dolor en su Soledad llevaba las clásicas jarras de claveles blancos con formas cónicas y bicónicas y estuvo acompañado por la banda de San José Artesano.
La salida estuvo marcada por el luto del que fuera miembro de la junta de gobierno y ex secretario del Consejo de Hermandades, Enrique Santiago García López.
Ya fue una mejora en su día el muñidor ante la cruz de guía, pero las dalmáticas y ropón del pertiguero han mejorado mucho la antesala del paso.
Un gran friso de lirios morados fue el exorno de un paso, portado por la JCC, y que precedía una capilla de música de la banda Maestro Agripino Lozano.
La Virgen de la Soledad lució con su candelería encendida y sobre su pecho una cruz pectoral, con la destacable ausencia de las laureadas del General Varela, que siempre las cedía a su gran devoción.
La banda Maestro Agripino Lozano acompañó el paso de la Virgen de la Soledad, en esta ocasión con décadas tras el paso y tocando a la madrina de la banda. El paso fue portado por la JCC.
La amenaza de lluvia obligó el año pasado a recortar el itinerario de la Hermandad del Rosario y no pudo llegar a rezar el responso ante la puerta del cementerio. Este año, después de la lluvia del Miércoles Santo, Jueves e incluso en la mañana del Viernes Santo, la hermandad pudo rezar el responso rodeada de numeroso público, que la esperaba a las puertas del Camposanto. El Padre José Luis Palacio Valverde fue el encargado de rezar por los difuntos.
Destacó en la salida menos fieles tras la parihuela, pero también más hermanos vistiendo la túnica.
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