Sindéresis

Franco, el anarcocomunista de pega

No sé si mis columnas las lee gente del gremio del taxi, hostelería, Universidad, parados o presos. Ni me hace falta.

Publicado: 15/04/2019 ·
00:26
· Actualizado: 15/04/2019 · 14:45
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Autor

Juan González Mesa

Juan González Mesa se define como escritor profesional, columnista aficionado, guionista mercenario

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Al parecer, a Franco le quedaba algo de tiempo libre después de firmar sentencias de muerte y gestionar el expolio que sería legado para su familia. Hacía pantanos, dicen, e industrializó el país; bueno, la parte que quería pacificar con prebendas, Euskadi y Cataluña, porque para Andalucía tenía reservado un futuro mucho más agrícola y servicial, es decir, nuestro presente. Siendo objetivos, lo que Franco hizo fue destrozar la industria del país levantándose en armas contra el régimen constitucional que juró defender y atrasar el progreso treinta años.

Pantanos. Tampoco iba a esperar nadie que se quedara mano sobre mano cuarenta años, que los dictadores son gente con mucha iniciativa, pero por favor, tal como alguno lo cuenta, parece que hubiera colgado la americana en una alcayata para ponerse con la mezcla. En cualquier caso, no es como si hubiese sido idea suya. El plan de creación de los pantanos es de la República, de Indalecio Prieto, y también funcionaban ya los servicios de seguridad social que se le atribuyen a Franco. También se dice que estableció las vacaciones pagadas, que esto es una cosa de mucha risa como voy a explicar ahora.

¿Sabéis eso de celebrar el Día del trabajo? Pues con la segunda industrialización surgió una nueva condición de esclavitud y la aglomeración en las ciudades. Esta industrialización se basaba en unas condiciones letales de trabajo sostenidas por la clase dominante de occidente, sus gobernantes, su burguesía y gracias a la cual surgió la figura del magnate, magante del petróleo, magnate ferroviario… Es decir, el esclavista del siglo XIX y principios del XX. Uno de los puntos de inflexión de estas condiciones de semiesclavitud tiene lugar durante la huelga encabezada por los mártires de Chicago, un grupo de anarquistas sindicalistas que fueron ejecutados porque reclamaban para los suyos lo mismo que muchos franquistas atribuyen a Franco: jornada de ocho horas, día libre a la semana, vacaciones remuneradas, etcétera. Las posteriores huelgas y manifestaciones para conseguir estos derechos al coste real de la sangre de los manifestantes fueron organizadas por comunistas y anarquistas, de esos que tomaron las armas para defender la República cuando Franco ignoró su honor y su juramento, y se sublevó contra la bandera tricolor que había jurado proteger.

 Muchas de estas historias generales y personales nos han llegado adulteradas o no nos han llegado, hasta hace bien poco, y han mantenido en la ignorancia de los hechos a por lo menos dos generaciones, nuestros padres y nuestros abuelos, porque una cosa en la que se mostró muy proactivo Franco y sus secuaces fue en organizar una limpieza ideológica inenarrable. Encarcelar a gente que había luchado en el otro bando, matarlos, humillar a sus familias, secuestrar a hijos de estas familias para darlos en adopción en el seno de casas que pudieran transmitir las enseñanzas más adecuadas para el blanqueamiento de la dictadura. Y, aun así, a pesar de todo, aquí seguimos y seguiremos, señalando el franquismo por donde aparezca y obligando a las fuerzas de la derecha a retratarse. Por supuesto, no vamos a permitir que se mienta. No vamos a permitir que nos intenten vender una historia que no sucedió y precisamente por eso se creó una Ley de Memoria Histórica, porque el blanqueamiento del franquismo es la paz para los malvados que todavía ostentan puestos de privilegio y poder robados a balazos y golpes de culata, a base de sentencias de muerte.

No sé si mis columnas las lee gente del gremio del taxi, hostelería, Universidad, parados o presos. Ni me hace falta. Lo que sí me hace falta es que se entienda lo que voy a decir: en España podemos permitirnos todo tipo de ideas y debates, pero no podemos permitirnos transigir con quien quiere blanquear la figura de un dictador que se hizo rico a base de robar, expoliar y mandar matar a quien fuera peligroso para sus intereses. Tus derechos actuales te los consiguió un montón de rojos que se pusieron delante de las balas, ningún general, y tal como fueron conseguidos, podemos perderlos si no espabilamos.

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