Como dice un amigo constantemente, “estamos siendo gilipollas por encima de nuestras posibilidades”. No tomen el término como grosero, obsceno o malsonante, que el significado real es más suave, de hecho, significa “bobo”. Es una palabra compuesta por la voz árabe “yahil”, “yihil” o “gihil” y, al parecer, fue escrito por primera vez en 1882 por el poeta andaluz Rodríguez Marín, aunque también fue recogido por Pérez Galdós en Misericordia.
Y es que, aunque anoche comenzó la campaña electoral para las generales, las propuestas y reflexiones las venimos escuchando todo el año. Unas propuestas y reflexiones que son pura diarrea mental, que sirven directamente para que, a modo de cortina de humo, no se visualicen los temas importantes para toda la sociedad.
Pues bien, anoche, como decía, comenzó la gran farsa, y el gran momento en el que candidatos que llevan meses soltando sus “diarreas mentales” en mítines políticos se convierten en candidatos que sueltan sus “diarreas mentales” en mítines políticos.
En la memoria nos quedarán para siempre, y si no para eso está google, las propuestas de los cheques bébés de 2500 pavos insostenibles durante la crisis del pesoísta Zapatero, el plan de apoyo a la maternidad de hasta 2.000 euros anuales de los populares de M. Rajoy, ADSL gratis para los andaluces allá por 2008, la generalización del uso de armas planteada por la derechita del caballo conquistador, la bajada del salario mínimo interprofesional de Casado y la medida estrella planteada por Díaz Ayuso –también del Partido Popular- prometiendo que los “concebidos no nacidos” computen para familia numerosa.
¿Diarrea mental o cortina de humo? Viendo el panorama en nuestra bendita tierra está claro que con lo que defienden nos tapan realidades vergonzosas, más cuando en los medios de comunicación obvian las verdaderas propuestas y tampoco realizan análisis exhaustivos de lo conseguido por aquellos que han pasado por los ejecutivos y han tenido en sus manos la posibilidad de gestionar y administrar, sobre todo y fundamentalmente por los representantes que elegimos en nuestras provincias, que nadie olvide que nos representan luego en el congreso y senado, trabajando para las direcciones de sus partidos centralistas que siempre tienen intereses muy alejados de la solución a los problemas estructurales y continuados a lo largo de la historia de Andalucía.
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