Your browser doesn't support HTML5 video.

Teología de Málaga. Tradicionalismo

Publicado: 11/04/2019
Algo peculiar está sucediendo en la ciudad, y queda constancia semana tras semana
Algo peculiar está sucediendo en la ciudad, y queda constancia semana tras semana: La Mundial, el puerto, Villa Maya, Tribuna de los Pobres, el color de la fachada del Ayuntamiento ya centenario que si parece tarta de merengue, las farolas de La Alameda… Cada cambio en la piel de la ciudad suscita debates encendidos y a menudo ásperos.

Claro que no todo aquello tiene el mismo valor, y por tanto no todas las actitudes merecen la misma valoración. Hay quienes se fajan corajudamente por defender el patrimonio, y quienes se aferran a señas de identidad huecas. En todo caso, cada intervención en la ciudad no debería convertirse en un drama. 

Detrás de muchas polémicas, no todas pero sí muchas, es fácil adivinar una corriente inconfundible: el tradicionalismo. En definitiva, aferrarse a todo lo antiguo, como si cualquier tiempo pasado fuese mejor. Eso es un error, un espejismo, como en el verso de Manrique, o al menos un malentendido. Respecto a la Tribuna de los Pobres, uno diría que lo que marca la impronta de ese lugar es la gente, el alma de la gente, no la mampostería de granito bastante cutre construida en tiempos poco rutilantes del franquismo. Sobre las farolas, que a saber si son fernandinas, isabelinas o alfonsinas, se definen por un historicismo bastante irrelevante.

Los grandes pensadores del tradicionalismo, opuestos ideológicamente al modernismo, siempre han defendido que los cambios violan algún orden natural. Y se aferran a la historia hasta la historiolatría. La pregunta es ésta: ¿Se puede poner en valor la tradición sin caer en el tradicionalismo? Pelikan responde a eso con una idea luminosa: “la tradición es la fe viva de los muertos; el tradicionalismo, la fe muerta de los vivos”. En fin, hay que huir de lo muerto… y recordar que lo mejor de la ciudad, del legado de una ciudad, es casi siempre la capacidad que tuvo alguien en el pasado de saber mirar al futuro. Homenajeemos, con una fe viva, a quienes supieron hacer mejor la ciudad… y miremos al futuro. En definitiva, cada generación debe saber mirar al futuro y dejar su legado para ese futuro.

© Copyright 2024 Andalucía Información