Así se titula el último libro de Santos Juliá. Uno de los historiados y pensadores más prestigiosos de España plantea la dificultad de coger el tren de la historia europea y pasar al grupo de países normalizados en la democratización. Su inquietud se centra en que el nacionalismo catalán y su deriva hacia el independentismo sea capaz de cambiar el progreso en el entendimiento de las fuerzas políticas españolas y que la urdimbre del consenso constitucional sea sepultada por los avatares de las disputas políticas y la agria lucha por el poder, tras la crisis económica de 2008.
El Museo del Prado casualmente ha programado, con el éxito de siempre, una muestra del 150 aniversario de la nacionalización de las colecciones reales con la única pintura de historia que se encargó por el Estado con destino al Prado, Fusilamiento de Torrijos y sus compañeros en las playas de Málaga, obra de Antonio Gisbert. La obra es sobrecogedora – la han llegado a denominar en estos días como el Guernica del siglo XIX- y se realización, dentro de la norma del romanticismo histórico, significa el corte en seco del establecimiento en España de un Estado liberal. Torrijos murió por deseo y orden del rey Fernando VII y eso creó la semilla de una monarquía contraria a los derechos de los ciudadanos, la semilla del republicanismo. Una muestra emblemática del retroceso. “Amadísima Luisa mía: Voy a morir, pero voy a morir como mueren los valientes. Sabes mis principios, conoces cuán firme he sido en ellos, y al ir a perecer pongo mi suerte en la misericordia de Dios, y estimo en poco los juicios que hagan las gentes.” Escribe a su mujer momentos antes de morir. Pero esta escena se vivió en España de nuevo en 1975.
De salto en salto llegamos a la actualidad. La plaza de Colón es el punto de arranque de esta campaña electoral. Las encuestas se muestran dudosas. Pueden ganar las tres derechas o el socialismo con el sustento de las fuerzas políticas que apoyaron la moción de censura. De nuevo sobre el tablero de la historia de España los avances y los retrocesos. Diseñar de nuevo el camino del país. Esos apoyos son difíciles para gobernar, aunque sí valen para la elección de presidente del Gobierno porque los planteamientos maximalistas olvidan la normal gobernación del país. Al otro lado, la Reconquista. Demasiados retrocesos.