De Clara Lago se ha escrito que es “una actriz que transmite gracia enfadada”. Se vio en ‘Ocho apellidos vascos’, y ahora en ‘Gente que viene y bah’, una suave, deliciosa y entretenida comedia cinematográfica dirigida por Patricia Font. Muy distinta fue la interpretación de Clara Lago en ‘La dama de las pieles’, obra teatral llena de ángulos oscuros, que se estrenó en 2014 en Madrid, basada en la novela de ese título. Pero en ‘Ocho apellidos…’ y en ‘Gente que viene y bah’, Clara Lago tiene, efectivamente, “gracia enfadada”, entre otras cosas porque en ambas historias debe afrontar un romance y un entorno familiar estrambóticos. Ella aprieta los labios, se le enrojecen las mejillas, y la ira asoma por sus ojos negros de buena actriz. ‘Gente que viene y bah’ es una comedia de situación que entronca, en cierta manera, y lejanamente, con el humor de Enrique Jardiel Poncela, el gran maestro en la construcción de historias imposibles que el espectador cree posibles. Magnífica la secuencia en el bar con la botella de cerveza en la que Clara Lago y Álex García realizan un guiño al espectador para indicar que entre ellos se halla la esencia de la película. La cinta está llena de tópicos de comedia, como todas las comedias, pero entre todos consiguen que las situaciones parezcan nuevas, y que lo previsible esté revestido de un barniz de imprevisible. La película invita a vivir, aunque se esté en la recta final de la vida, como le ocurre al personaje de la sensacional Carmen Maura, y a ser y mostrarse como uno es sin ningún complejo. Además, la película aboga por el diálogo, el entendimiento y el amor, ante circunstancias de la vida que habitualmente se resuelven con celos y rupturas, como en el caso del personaje interpretado por Paula Malia, que ha tenido un bebé enano, producto de su efervescencia en la noche de despedida de soltera con un hombre bajito pero, como después se comprueba, simpatiquísimo, y ha ocultado ese hecho a su marido en un intento de mantener a pulso su matrimonio. Alexandra Jiménez encarna a una alcaldesa que cree en la política y en la posibilidad de mejorar la vida de los ciudadanos desde las instituciones públicas, pero terminará dimitiendo de su cargo y tomando un gin-tonic en una lejana playa. Pero ‘Gente que viene y bah’ tiene momentos de humor, y otros de emoción, incluso de mucha emoción, siempre en torno a Clara Lago y su enfado de chica con ojos de mujer fatal. n
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