La Puntilla

Un centro histórico sin plan

En el centro histórico, el cual, a falta de un plan que sea el inicio de su rehabilitación y repoblación, debe conformarse con ser el “fiestodromo” oficial

Publicado: 22/03/2019 ·
10:39
· Actualizado: 22/03/2019 · 10:40
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Autor

Jesús González Beltrán

Jesús González es doctor en Historia. Catedrático de Historia Moderna en la Universidad de Cádiz

La Puntilla

La Puntilla es un análisis de la actualidad política, con especial referencia a El Puerto de Santa María

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El conjunto del centro histórico de El Puerto fue declarado por el Ministerio de Cultura como Bien de Interés Cultural el 4 de diciembre de 1980, reconociendo su singularidad; el contraste de los usos habitacionales y económicos en su trama urbana; y el valor arquitectónico de sus edificios más representativos. La normativa posterior, en especial la ley de Patrimonio histórico español de 1985, indica la obligatoriedad de elaborar un plan especial de protección en aquellas localidades que cuenten con un conjunto histórico declarado BIC. Por ello, desde hace muchísimos años, el ayuntamiento de El Puerto trabaja en la redacción de lo que actualmente se conoce como el PEPRICHYE.

Siendo el Sr. alcalde un simple concejal de la oposición planteaba que era urgente actuar en el centro histórico y, por ello llevaba a pleno propuestas, como una de 2014, en la que exigía “la máxima agilidad para la aprobación y puesta en marcha del tan prometido Peprichye”. Al acceder a la alcaldía ya se vio la importancia que el nuevo gobierno de PSOE e IU otorgaba al Plan de protección del centro: ninguna. En el famoso y ya difuminado “Pacto y programa de gobierno progresista y social”, el Peprichye quedaba relegado a su análisis en uno de los 25 espacios mixtos participativos que pensaban constituirse. Al día de hoy, tras cuatro años en el gobierno, la sucesión de tres concejales en el área de urbanismo y varios anuncios rimbombantes en prensa indicando fechas para la culminación del plan, el Sr. alcalde no tiene rubor alguno al comentar que presentar el Peprichye para su aprobación por el pleno “dependerá del volumen de trabajo de la Intervención y de la prioridad que (dicha Intervención) pueda llegar a conceder al documento”.

Cuando el mandato termina y otro de los asuntos fundamentales para la ciudad se deja en el tintero, el Sr. alcalde no tiene otra respuesta que tirarse un tiro en el pie. Ahora resulta, según el gobierno de PSOE e IU, que la culpa es de los funcionarios, que no completan el trabajo o son los que establecen las prioridades a su antojo. La máxima autoridad municipal no se ubica en la alcaldía sino en intervención. La dirección y el planeamiento político no existe. La coordinación entre concejales y empleados municipales, que tanto se vendía a principios de la legislatura, ha pasado a ser una entelequia.

Ante la zozobra en la gestión, el gobierno municipal se ha empeñado en ofrecer circo. Deambula, hasta las elecciones, de fiesta en fiesta, que organiza sistemáticamente en el centro histórico, el cual, a falta de un plan que sea el inicio de su rehabilitación y repoblación, debe conformarse con ser el “fiestodromo” oficial.

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