Vivimos tiempos un tanto estériles, de titulares grandilocuentes y opinadores que se niegan a leer más allá de un subtítulo. De televisiones que otorgan una sobreexposición a personajes y debates que no lo merecen; y que con ello marcan la agenda política hacia un desastre social que nunca admitirán luego haber creado. Por eso en vez de hablar de asuntos vitales hablamos de VOX, de la candidata de Podemos en Ávila o de cualquier declaración sacada de contexto del nuevo gobierno andaluz. Y en cambio, poca importancia se viene dando a la escandalosa mentira descubierta en Andalucía con las listas de espera de la Sanidad. Un mantra como un rascacielos que ha caído al suelo. La joya de la corona, la mentira más injusta jamás contada. Medio millón de andaluces que rebosaban las listas de espera y el PSOE escondía. La sanidad, lastrada desde los tiempos de M. Jesús Montero, recompensada para mayor de los colmos con un Ministerio de Hacienda. Ahorradora de salud, que alecciona sobre cómo no recortar, cuando lo ha hecho con lo más sensible en su tierra. El dinero más inelegante que alimentaba chiringuitos y productoras televisivas cerrando quirófanos, plantas de hospital y dejando a los médicos y sanitarios andaluces como los peores tratados y pagados del país. Posiblemente no ha sido un gran descubrimiento, sino la constatación de una realidad evidente. La percepción de la sanidad entre los andaluces estaba ya entre las peores del país según datos del Ministerio. Pero ha hecho falta un cambio de gobierno para que los andaluces sepamos que la cifra total de los que esperan una cita supera los 850 mil, medio millón más que los admitidos por el gobierno de Susana Díaz. Ya no es un Spririman, es la nueva Junta de Andalucía. Son los directores de hospitales y gestores de la sanidad andaluza quienes han levantado las alfombras y han sacado a la luz las mentiras del PSOE. Porque mañana, Día de la Mujer Trabajadora, veremos a muchos cómplices de esta estafa histórica alzando la voz por la igualdad y por los derechos de la mujer. Pero conviene recordarles que no hay atentado mayor contra la igualdad que su contribución a la mala situación laboral de las médicas y enfermeras de nuestra sanidad pública, de la eterna espera de miles de mujeres que no pueden trabajar mientras llega la solución a su problema de salud; y que no hay mayor traición a la igualdad que haber hecho desaparecer su problema de las estadísticas, para que pareciera que ni existían.
Envía tu noticia a: participa@andaluciainformacion.es