El jurado ha declarado por unanimidad culpable de un delito de asesinato al autor confeso de la muerte, en una zona del extrarradio de la capital jiennense, de la joven maestra sevillana Rocío Estepa, tras haber pasado únicamente unas dos horas deliberando. Igualmente, los nueve miembros del jurado, integrado por siete hombres y dos mujeres, le han aplicado la atenuante de confesión y la agravante mixta de parentesco.
De este modo, el juicio ya ha quedado visto para sentencia y será el juez el que dictamine en su fallo los años a los que será condenado Martín Javier O, que por tratarse de un delito de asesinato van desde los 15 a los 20 años de prisión. Además, las acusaciones exigen que se indemnice a la familia con 60.000 euros mientras que el fiscal la fija en 50.000 euros.
Tras este veredicto, la acusación particular analizó que uno de los principales testimonios de esta vista ha sido el ofrecido por la misma Rocío Estepa, cuyo cuerpo "ha transmitido su voz" y, gracias a la interpretación de los forenses, quedó "claro" qué pasó exactamente el día de los hechos, el 12 octubre de 2006.
En la primera sesión de la vista que se ha celebrado en la Audiencia Provincial de Jaén declaró el acusado, quien sostuvo que no quiso matar a esta joven y declaró que, de hecho, él la "quería mucho". Este hombre, Martín Javier O, explicó que el día de los hechos ambos se enzarzaron en una fuerte discusión "a voces y a gritos" en la que se hicieron reproches mutuos hasta que, en un momento dado, le puso sus manos sobre su cara -"para que me escuchara", alegó- mientras que ella estaba sentada en la cama y él de pie.
"Cuando me di cuenta mis manos estaban en su cuello, no recuerdo si apreté ni cuándo ni cómo", relató el procesado, quien recalcó que "de pronto" se dio cuenta de que la mujer "no se movía", tras lo que señaló que se le vino "el mundo abajo". "Solo recuerdo mis manos en sus mejillas y, de pronto, en su cuello", sostuvo ante los nueve miembros del jurado, integrado por una mujer y ocho hombres.
En la siguiente jornada, le tocó el turno a la prueba pericial, en la que el forense que examinó el cadáver de Rocío Estepa señaló como causa más probable de la muerte de esta joven maestra el taponamiento de sus vías respiratorias, es decir, que bien con las manos bien con algún objeto se impidió la salida del aire de tal modo que los alveolos le estallaron.
Este experto señaló que tampoco se podía negar que hubiera estrangulamiento, aunque esto no fuera lo que provocó su muerte. Por ello, explicó que lo más probable es que la víctima sufriera ambos "mecanismos combinados" y que primero intentara estrangularla para después obstaculizar la salida de aire por la boca y la nariz, algo en lo que "seguramente" usó algún medio como una almohada o la propia colcha de la cama.
Estos hechos enjuiciados se remontan a la festividad del Pilar de hace dos años, cuando Martín Javier O. y la víctima mantuvieron una discusión en la casa de ella del Puente Tablas, una zona residencial del extrarradio de la capital jiennense, tras la que este hombre asfixió a la joven maestra sevilla. A continuación, llamó a un abogado que conocía y le confesó lo que había hecho y que tenía la intención de suicidarse, si bien este le aconsejó que acudiera a la Policía, cosa que acabó haciendo para confesar lo que había hecho.