Acabamos de conocer que nuestra comunidad autónoma cerró 2018 con el mejor dato a nivel de exportaciones de toda su historia: 32.439 millones de euros. Un aumento nada despreciable del 4,9 %, que casi duplica la media nacional de crecimiento de exportaciones. Este 2019 también se publicaba un estudio que determinaba en 400.000 los nuevos puestos de trabajo que se crearán en Andalucía en los próximos 10 años.
Parece que las buenas noticias macroeconómicas no paran de sucederse para Andalucía y comienza a respirarse un optimismo más que notable. ¿Pero existen razones para ir contracorriente? Algunos analistas creen que sí y amenazan con aguar la fiesta.
Una nueva crisis de deuda planea sobre las economías europeas
Los andaluces tienen muy fresco todavía el recuerdo de la crisis económica que azotó el país hace aproximadamente una década. De la euforia de los años precedentes a 2008 se pasó repentinamente a un desplome de nuestra economía. Y a más de uno este triste acontecimiento le pilló con el paso cambiado.
Estamos a comienzos de 2019 y ya hay quien augura la llegada de una segunda crisis de deuda en Europa. Los paralelismos con la anterior crisis europea son escalofriantes. La crisis anterior vino precedida por un optimismo generalizado de los analistas y por una condena al ostracismo de aquellos que no compartían tanta alegría. Hoy asistimos a una coyuntura similar y pocos son los medios que se atreven a dar voz a quienes disienten con este consenso generalizado sobre la buena marcha de la economía.
Existen indicios que resultan especialmente inquietantes, como la previsión del euro frente al dólar. Con el Brexit a la vuelta de la esquina, la previsión EUR USD es bajista. Quienes siguen la cotización del par euro dólar en tiempo real lo saben bien: las cotizaciones no paran de reflejar una gran fortaleza del dólar frente al euro y a la libra. Los gráficos EUR USD no engañan: los inversores apuestan por una debilidad de las divisas europeas. Muchos temen que un Brexit duro, es decir, sin acuerdo con la Unión Europea, podría terminar desencadenando la temida segunda crisis de deuda en la eurozona.
La Comisión Europea acaba de reducir este mes la previsión de crecimiento en casi un punto. El presidente estadounidense, Donald Trump, sigue amenazando con la imposición de aranceles perjudiciales para nuestra economía. El resultado de las nuevas elecciones generales locales, nacionales y europeas podría abrir la puerta a un convulso periodo político. Italia ha entrado en recesión. La industria del turismo nacional podría desplomarse si la libra termina cediendo en su cotización tras la salida británica de la Unión Europea. Y así podríamos seguir largo rato enumerando todos los catalizadores negativos de un nuevo periodo bajista en Europa.
Por tanto, cabe preguntarse hasta qué punto es razonable dar la voz de alarma o lanzarse a los brazos de un optimismo desmedido. Ahora bien, una cosa está clara: en los próximos meses saldremos de dudas con prácticamente total certeza. Ojalá las voces más pesimistas se equivoquen, por el bien de todos.
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