El calendario nos ofrece a veces la oportunidad de hacer esas escapadas que sirven para recargar pilas y, de camino, conocer esos lugares con los que alguna vez habíamos soñado. Llega el primer puente festivo para los andaluces y es una buena ocasión para aprovechar y hacer turismo.
En esta ocasión les hacemos cuatro propuestas entre las que será difícil elegir, destinos que esperamos dejen en la recámara para visitarlos y hacer
turismo en alguna ocasión.
El primero de ellos es un imprescindible y son múltiples las empresas, hoteles y portales de viajes en los que pueden reservas sus entradas. Nos referimos al
Caminito del Rey, un destino multitud de veces premiados desde que se recuperara para el disfrute de todos.
Construido a principios del siglo XX con motivo de la visita de del rey Alfonso XIII a las obras de la presa del Chorro, su funcionalidad pronto pasó a ser parte de la vida cotidiana de los habitantes de la zona, conectando Ardales, Álora y Antequera, para luego ser una leyenda entre los intrépidos senderistas que se atrevían a recorrer sus deterioradas pasarelas hasta que fue rehabilitado, alzándose como uno de los destinos más recomendados.
Elevado casi 100 metros de altura sobre el fondo del desfiladero por donde fluye el río Guadalhorce, el Caminito de Rey fue en origen un pequeño sendero de servicio que atravesaba el Desfiladero de los Gaitanes por su margen derecha, poniendo en comunicación el pequeño azud de agua del Gaitanejo con el salto hidroeléctrico del Chorro.
Casi tres kilómetros de pasarelas discurren de forma segura por un recorrido casi imposible que salva el paraje natural de los Gaitanes, un impresionante cañón abierto por el río Guadalhorce en las calizas y dolomías, que alcanza alturas de hasta 300 metros y anchuras menores a los 10 metros. Insistimos, es más que recomendable y hay visitas guiadas para todos los gustos.
La segunda propuesta está ligada a nuestro patrimonio pero de la Humanidad,
Medina Azahara. Al pie del monte de la Desposada se encuentran las ruinas del Conjunto Arqueológico de Madinat al-Zahra, Patrimonio Mundial de la Humanidad. Su construcción, iniciada en el año 936, se debe al primer califa de Al-Andalus, Abderramán III, en honor a su favorita Al Zahra. En el año 1010 fue saqueada e incendiada durante la guerra civil que desmembró al califato en los reinos de taifas.
Los salones refinados, las frágiles arquerías, las delicadas filigranas de sus capiteles o las calles laberínticas que asoman en Medina Azahara muestran la suntuosidad y el lujo con el que se construyó esta mítica ciudad árabe. La Muralla, la Casa de los Visires, los restos de la Mezquita Aljama y los Jardines se abren al visitante en un itinerario que transporta hasta lo que un día fue el monumento islámico más bello de Al-Andalus.
El tercer destino se pierde en la inmensidad del
Parque Natural de las Sierras de Cazorla y Segura y el embalse del Tranco, construido entre 1929 y 1944, con casi 500 hectómetros cúbicos de capacidad y que bebe del recién nacido río Guadalquivir. El propio embalse es en sí un destino, aunque les proponemos hacer senderismo y optar por una de las decenas de rutas de la zona, la que va del sendero de la presa a Cañada Morales.
Partiendo de la propia presa, hacia la carretera de Cortijos Nuevos, la ruta permite comenzar con un agradable paseo por la orilla del embalse pasando por pinares de pino carrasco, inmersos en un tupido matorral mediterráneo, con abundancia de enebro, lentisco, coscoja, jara, madreselva y zarzaparrilla. Encinas, fresnos y robles, se mezclan con los pastizales y los cortijos abandonados, mientras frente a nosotros se alzan los montes más agrestes de la Sierra de Segura y descansan pequeñas aldeas como Fuente de la Higuera y La Platera.
En el paraje conocido como El Chorreón, que debe su nombre a una cascada, se disfruta de espléndidas vistas sobre el embalse y los montes circundantes. A partir de ahí, la ruta asciende por una estrecha senda hasta la aldea de Cañada Morales, a través de pinares con cerrado matorral mediterráneo, olivares y huertas, bordeando finalmente el arroyo del mismo nombre.
La última propuesta es de cine aunque hunde sus raíces en nuestra propia historia. Algunos lo conocen por haber acogido a Altojardín, ese reino ficticio de la Casa Tyrell pero más que conocido por ser parte de Juego de Tronos. La grabación de la serie fue un espaldarazo más a un tesoro que lleva muchos años dominando la campiña cordobesa.
Está claro que nos referimos al
Castillo de Almodóvar del Río, una fortaleza de origen musulmán, de planta rectangular cercada por murallas almenadas que jalonan ocho torres, entre las que destaca la del Homenaje, cuya planta ostenta una vistosa cúpula octogonal.
El castillo, también llamado Castillo de la Floresta situado en el monte llamado El Redondo, tiene origen romano pero su edificación definitiva es bereber, del año 760. Durante la Edad Media fue sometido a diferentes reformas y reconstrucciones. Entre los años 1901 y 1936 fue restaurado por su propietario, Rafael Desmaissieres y Farina, XII conde de Torralva, bajo la dirección técnica del arquitecto Adolfo Fernández Casanova.