Con perspectiva sureña

El regreso a la caverna

¿El pasado vuelve? No me atrevería a decir tanto, pero la entrada en la escena política nacional de la extrema derecha genera cierta inquietud por el clima...

Publicado: 15/02/2019 ·
00:01
· Actualizado: 15/02/2019 · 00:01
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Autor

Antonia Merino

Antonia Merino es una reconocida periodista y analista política y social de la provincia jienense

Con perspectiva sureña

La actualidad política y social vista desde la trinchera femenina y la experiencia de una veterana del periodismo jienense

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¿El pasado vuelve? No me atrevería a decir tanto, pero la entrada en la escena política nacional de la extrema derecha genera cierta inquietud por el clima reaccionario que destila su ideario político y por el efecto dominó que ha desencadenado en algunos sectores del PP, que han decidido asumir en su totalidad el discurso de VOX resucitando viejos debates que esta sociedad creía superados. Uno de ellos es el aborto. No es la primera vez que Pablo Casado se manifiesta contrario a la interrupción voluntaria del embarazo, la última no hace ni una semana en una entrevista concedida a una agencia estatal de noticias. Según el dirigente popular “si queremos financiar las pensiones y la salud debemos pensar en cómo tener más niños y no en cómo los abortamos”, prometiendo si gobierna volver a la ley de supuestos de 1985 y derogando la actual. Los pretextos dados por él y por algunos compañeros de su partido son múltiples y variopintos, pero en el fondo subyace el deseo de eliminar uno de los avances más importantes en derechos de la mujer: la posibilidad de decidir sobre su propio cuerpo. Esta ley significa respetar la decisión de las mujeres con relación a la maternidad, no se le puede exigir que sea madre si no es su voluntad y, sobre todo, evitar prácticas clandestinas que pongan en riesgo su salud y su vida. Y aunque no se quiera entender, el que no haya ley no quiere decir que no haya abortos, los habrá. Lo cierto es que la preocupación no es en balde a tenor de los últimos resultados electorales en Andalucía y ante la posibilidad de un gobierno central de extrema derecha que podría desembocar en una in­vo­lu­ción im­por­tan­te que si­tua­ría a Es­pa­ña a la cola de Eu­ro­pa. ¿Vol­ve­ríamos a los tiem­pos en que era pre­ci­so ir a Lon­dres o a Marruecos? ¿Otra vez nos tocaría defender el “nosotras parimos, nosotras decidimos”? No dejan de ser un dislate las “amenazas” del dirigente popular, que ha vuelto a desempolvar este tema cuando las cifras evidencian una reducción progresiva, según datos del Ministerio de Sanidad. En cifras absolutas, de los 113.000 abortos registrados en 2010 se ha pasado a 118.000 en 2011. Y a partir de ese año se han registrado descensos anuales hasta llegar a las 93.131 intervenciones de 2016 o a las  94.123 registradas en 2017. En resumen, lo de siempre, la obsesión de Pablo Casado por regresar al pasado, aunque sea en asuntos superados por la sociedad española y haciendo gala de su desconocimiento sobre cualquier asunto que aborde. El retorno a la caverna.

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