Hay profesores que para demostrar a sus alumnos el machismo que existía entre los científicos del siglo XIX, cuentan como uno de los padres de la antropología física, Paul Broca (1824-80), después de medir muchos cráneos humanos concluyó que las mujeres eran menos inteligentes porque tenían un menor tamaño cerebral.
Pero claro, Broca se equivocaba al interpretar sus datos porque la distribución normal de una misma medida en dos poblaciones difiere en sus valores medios aunque sus rangos de distribución se solapan en gran parte, además de que no se dio cuenta de que el tamaño medio del cerebro de las mujeres es menor que el de los varones porque ellas suelen ser más pequeñas, aunque ambos posean igual índice de encefalización.
Entonces, la conclusión de Broca ¿fue machismo o error? Lo cierto es que si fue un machista lo disimuló muy bien, ya que creó la Asociación de Librepensadores, la cual trataba de conseguir, entre otras cosas, que las mujeres pudieran estudiar. Aunque en la buena ciencia el machismo es algo raro, es obvio que puede haberlo y a finales del siglo XIX hubo antropólogos claramente machistas como P. J. Moebius (1853-1907).
Este señalaba que el cerebro más evolucionado del varón prueba la inferioridad de la mujer, una interpretación negativa y misógina que partía del mismo prejuicio que por entonces se aplicaba en el estudio de las razas.
Pero curiosamente nadie dita a estas propuestas como ejemplo del machismo de la época, porque por entonces la mayoría de los antropólogos (que no eran machistas) las consideraban ideológicamente sesgadas (además de erróneas), lo cual no sucedía con la propuesta de Broca que en todo caso solo había quienes la consideraban equivocada.
Con lo anterior he querido constatar que para muchos el machismo no entiende ni de contextos históricos, ni científicos, tratando solo de demostrar a toda costa que la sociedad heteropatriarcal siempre ha sido machista y que si las feministas no lo impiden lo seguirá siendo.
El caso es que intentan demostrar que puede haber machismo detrás de casi todo lo que hace un hombre y si apenas se nota lo llaman micro-machismo, incluso si es algo que siempre se hizo con la mejor intención, como ceder el asiento.
Así, por ejemplo, recuerdo aquella feminista norteamericana que en un importante canal televisivo explicaba seriamente porque el machismo controla el aire acondicionado en las oficinas, rechazando cualquier otra posibilidad.
Luego se supo que trabajaba para una organización feminista. En fin. Si Broca levantase la cabeza se quedaría estupefacto al verse como ejemplo de científico machista, pero luego, cuando se enterase de lo del aire acondicionado, seguramente pensaría que nos estamos volviendo locos.
Envía tu noticia a: participa@andaluciainformacion.es
