Refuerzo de liderazgo, reducción de activos problemáticos y mejora de rentabilidad son los aspectos más destacados del ejercicio 2018 de Caixabank que han querido destacar tanto el presidente de la entidad, Jordi Gual, como el consejero delegado, Gonzalo Gortázar, en la presentación de los resultados que han realizado en Valencia, un año “satisfactorio” que da paso a un 2019 “muy difícil, complejo”, incluyendo la negociación de un ERE aún sin plazos que afectará a más de dos mil empleados, unos 400 en Andalucía.
Sobre la presentación de los resultados, que era recibida con un descenso en bolsa que Gual y Cortázar han atribuido a las expectativas que se crean los inversores, ha planeado la nueva reestructuración laboral, un ERE que se ha planteado para 2.157 empleados, 400 de ellos en Andalucía, incluyendo el cierre de 821 sucursales, 126 en la región. En varias ocasiones, ambos han insistido en el objetivo de que se llegue a un consenso con los sindicatos. “Haremos todo lo posible y lo imposible por llegar a un acuerdo”, insistía Cortázar, para pedir a los sindicatos el mismo esfuerzo.
Han enmarcado la reestructuración de la plantilla en la necesidad de adaptarse a las nuevas formas de relacionarse con el cliente, insistiendo en que hay que adaptar la red de oficinas, reducir cargos, realizar traslados, modificar los horarios y aplicando una mayor flexibilidad, incluso de movilidad, en especial en el ámbito rural, negando que eso implique reducción de salarios ni imposiciones, puesto que su objetivo es que se llegue a un acuerdo.
En cuanto a las propias oficinas, han insistido en su apuesta por mantener la red de oficinas rurales, potenciando su marca Agrobank, aunque sí podrá conllevar la reducción de efectivos o su movilidad en el entorno más cercano. “Menos oficinas pero mejores”, resumía Cortázar refiriéndose también a las oficinas Store, cuya red quieren pasar de 280 a 700, frente a las 821 que se cerrarían de las 3.640 actuales. En estas “superoficinas”, según Cortázar, se invertirán 250 millones, un cambio en la forma de trabajar que ha reconocido “nos cuesta”. “No queremos irnos”, decía Cortázar, “no son cierres, queremos seguir pero de una forma sostenible”, insistía.
Un ejercicio “satisfactorio”
Los responsables de la entidad han insistido a lo largo de la presentación de los resultados y de la rueda de prensa posterior en que Caixabank ha cumplido con los objetivos que se planteó en su Plan Estratégico, con un cierre de 2018 “satisfactorio”, en el que se ha mantenido el liderazgo de la entidad, con 15,7 millones de clientes, con presencia en el 94% de los municipios de más de 5.000 habitantes, con unos índices de rentabilidad del 9,3% (en especial los de intermediación, comisiones y seguros, que han crecido un 3,3%) y unos beneficios de 1.985 millones de euros.
También han destacado la caída del perfil de riesgo que han ido experimentando, con desinversiones (como es el caso de Repsol) y reducción de activos problemáticos, que sumado al crecimiento de los ingresos le han llevado a tener un “negocio sostenible” que cubre los costes de capital, lo que además le permite mantener en su integridad el programa social de la Fundación La Caixa, con 520 millones de euros asignados.
Caixabank cierra un 2018 “satisfactorio” pero abre un 2019 con un entorno “muy desafiante, muy difícil, complejo”, según Cortázar, que obliga a la entidad a “ganar la batalla por la satisfacción del cliente”, que ahora es más exigente y más digital, por lo que hay que invertir en la adaptación de las oficinas (250 millones en tres años) y adaptar la red de distribución. “Hay que tomar las decisiones ahora que es un año bueno”, reconocía Cortázar.
Los datos económicos
CaixaBank ha obtenido en el ejercicio de 2018 un beneficio atribuido de 1.985 millones de euros, lo que representa un aumento del 17,8% respecto a 2017. El resultado de CaixaBank en España ha alcanzado los 1.605 millones de euros, un 6,4% más, mientras que el banco portugués BPI ha contribuido al beneficio con un total de 380 millones, frente a los 176 millones de euros en el ejercicio 2017.
El margen bruto se ha situado en 8.767 millones de euros (+6,6%) por la fortaleza de ingresos básicos del negocio bancario, que aumentan un 4,2% en el grupo hasta los 8.217 millones. El margen de intereses ha crecido un 3,4% y ha alcanzado los 4.907 millones de euros, crecimiento motivado por la mejora en la rentabilidad del crédito, la intensa gestión de la financiación minorista y el ahorro en los costes de la financiación institucional.
Los ingresos por comisiones se han situado en los 2.583 millones de euros, un 3,4% más respecto al mismo periodo del año anterior: han descendido en un 2,2% las comisiones bancarias, de valores y otros, y han crecido en un 12,6% las comisiones de fondos de inversión, carteras y sicav's, mientras que la volatilidad de los mercados ha incidido negativamente en la evolución del patrimonio en el cuarto trimestre, por lo que las comisiones por este concepto han bajado en un 2,8%.
Los gastos de administración y amortización recurrentes han aumentado en un 3,7%, a un ritmo inferior al de los ingresos básicos, y el margen de explotación se ha situado en los 4.109 millones de euros, un 12,7% más.
El banco, que preside Jordi Gual, ha detallado que el negocio de las participaciones contribuye al grupo con un resultado de 54 millones, impactado por el resultado negativo de 453 millones por la venta de su participación del 9,36% en Repsol.
Los ingresos del total de la cartera de participadas han alcanzado los 972 millones de euros, y han incluido los ingresos por dividendos, básicamente de Telefónica y los resultados de las entidades valoradas por el método de la participación, como Erste Bank, SegurCaixa Adeslas, BFA y Repsol (sin el impacto de la venta de la participación).
En el grupo, los recursos totales de clientes se han situado en los 358.482 millones de euros, con un aumento del 2,6%, y el crédito sano ha aumentado un 1,8%, hasta los 213.962 millones y con un crecimiento del 6% del crédito a empresas.
La ratio de morosidad del grupo se ha reducido hasta el 4,7%, frente al 6% de hace un año; la ratio de cobertura ha crecido hasta el 54% --50% a cierre de 2017--, y los saldos dudosos han bajado hasta los 11.195 millones de euros.
Las pérdidas por deterioro de activos financieros y otras provisiones han disminuido un 66,8% respecto al año 2017, hasta los 567 millones de euros, y las pérdidas por deterioro de activos financieros han bajado hasta los 97 millones, un 87,9% menos que en el ejercicio anterior.
El apartado de otras dotaciones a provisiones ha caído un 48,4%, hasta los 470 millones de euros: la operación de recompra del 51% de Servihabitat durante el segundo trimestre dio lugar a un resultado negativo de 204 millones de euros en la cuenta de resultados de 2018 --lo que se desglosa en -152 registrados en otras dotaciones a provisiones y -52 en ganancias/pérdidas en baja de activos y otros--.
La rentabilidad del Grupo CaixaBank ha resaltado que ha recuperado un nivel adecuado para cubrir el coste del capital: el ROTE ha mejorado hasta el 9,3%, en línea con el objetivo del Plan Estratégico para 2018 del 9%-11%, y el ROTE recurrente del negocio bancario y asegurador ha alcanzado el 12,3%, con un resultado de 2.199 millones de euros.
La liquidez de la entidad también ha mejorado, con unos activos líquidos totales de 79.530 millones de euros a 31 de diciembre de 2018, lo que supone un crecimiento de 6.755 millones de euros en el año, y un 'Liquidity Coverage Ratio' (LCR) medio del 196%, casi el doble del requerido del 100%.
En cuanto a solvencia, el grupo ha alcanzado una ratio 'Common Equity Tier 1' (CET1) 'fully loaded' del 11,5%.
CaixaBank ha sostenido que "ha reforzado su liderazgo" en banca de particulares con el 29,3% de cuota de penetración, mientras que en fondos de inversión ha obtenido el 17%, y en planes de pensiones el 24,1%.
En banca digital registra una base de 6 millones de clientes en España, de los cuales 5,2 millones son también clientes de banca móvil.