Fuera del
palacio de San Telmo, el frío corta el cuerpo. Dentro, la excitación nerviosa por el estreno y la multitud congregada lo ahuyentan.
Otro día histórico, y van unos cuantos. Aunque ya, al menos, el cambio empieza a tomar
forma tangible.
Andalucía tiene desde este martes un Gobierno al que, con la lógica cortesía de un mínimo margen de tiempo para que los nuevos consejeros se hagan con las riendas de sus competencias, poder reclamar esos
cambios prometidos y comprometidos.
El presidente,
Juanma Moreno, lo dejó claro a sus, a partir de ahora, hombres y mujeres de confianza. "Disfrutad el día de hoy, porque mañana vais a tener que estar todos con el mono de trabajo puesto".
La toma de posesión de los miembros del nuevo Gobierno andaluz se desarrolló en el
Salón de los Espejos del Palacio de San Telmo con el protocolo habitual que acompaña a este tipo de ocasiones, pero con una
expectación inusitada, por lo que representa, tras cuatro décadas de socialismo al frente del Gobierno autonómico.
El vicepresidente del Gobierno andaluz,
Juan Marín, fue el primero en jurar su cargo y lo hizo dos veces. Como vicepresidente y como consejero de Turismo, Regeneración Democrática, Justicia y Administración Local.
Tras él,
Elías Bendodo, el de Presidencia, Admininstración Pública e Interior. Y, sucesivamente, por riguroso orden de prelación, la de Empleo,
Rocío Blanco; el de Hacienda,
Alberto García Valera; el de Educación y Deporte,
Javier Imbroda; la de Agricultura y Desarrollo Sostenible,
Carmen Crespo; el de Economía,
Rogelio Velasco; el de Salud y Familias,
Jesús Aguirre; la de Igualdad,
Rocío Ruiz; la de Fomento,
Marifrán Carazo, y la de Cultura y Patrimonio,
Patricia del Pozo.
La anécdota la protagonizó Jesús Aguirre, a quien, por cierto,
el BOJA había cambiado el nombre en la publicación del Decreto del presidente 4/2019 nombrando al nuevo Gobierno. Luego se corrigió y Jesús Ramón García Muñoz volvió a llamarse Jesús Ramón Aguirre Muñoz.
La mencionada anécdota llegó en el momento de su
juramento. Solemne, como todos sus predecesores (nada que ver con las fórmulas, habituales en los últimos tiempos, de asumir sus responsabilidades públicas algunos parlamentarios), juró cumplir con las
obligaciones de su nuevo cargo de consejero de Salud y Familias, con lealtad al Rey, a la Constitución y al Estatuto de Autonomía. Pero en el momento de prometer que guardaría el secreto de las deliberaciones del Consejo de Gobierno, a saber en qué estaría pensando, prometió hacerlo respecto del
Consejo de Ministros.
Las risas y los murmullos no evitaron que la consejera de Igualdad. Políticas Sociales y Conciliación, Rocío Ruiz, tropezara en la misma piedra. Después, la granadina Marifrán Carazo, pendiente de no cometer
el mismo error, olvidó decir que su Consejería, además de Infraestructuras y Ordenación del Territorio, lo es de Fomento.
El presidente de la Junta, Juanma Moreno, tiró de
símil deportivo aprovechando la presencia en su Gobierno de un histórico del deporte de élite en España, y afirmó que "la pelota empieza a rodar" (quizá olvidó que en baloncesto no es buena señal que la pelota ruede), al tiempo que se confesaba "orgulloso" de contar con un "equipo de primera".
Juanma Moreno se refirió a su "equipo del cambio" y destacó los calificativos que la prensa le había colocado: "solvencia, capacidad... en definitiva, eficacia", señaló el presidente, que de su cosecha añadió "la
generosidad de cada uno de los miembros del este Gobierno" y su "
vocación de servicio público", que les ha llevado a dejar aparcado proyectos personales y profesionales importantes, "en un momento en que la política está muy denostada".
Moreno terminó agradeciendo la presencia en el acto de todos los asistentes, y de formar especial, de los consejeros salientes, capitaneados en sta ocasión por
Manuel Jiménez Barrios.