El coser y cantar que era el acuerdo dado por descontado por la cara de alegría de Moreno Bonilla no está siendo tan rápido y sencillo como se esperaba, aunque todo apunta a que llegará antes de la Navidad o, por fuerza, antes del 27. “Me preocupa lo lento que va la negociación, es una ralentización que Andalucía no se puede permitir", ha declarado Moreno Bonilla como principal beneficiario del conjunto de la operación, dado que recibiría el premio gordo, la presidencia de la Junta.
Algunos sectores no oficiales del PSOE han articulado una propuesta verdaderamente llamativa, que sea el PSOE el que ayude a su propia decapitación haciendo presidente a Juan Marín, candidato de Ciudadanos con tal de dejar en fuera de juego a Partido Popular y , sobre todo, a VOX. Tiene cálculo político. Hay una apuesta a largo plazo en esa propuesta que es abrir al PSOE a pactos municipales e incluso nacionales con Ciudadanos. No se dice pero se presiente.
Ambas estrategias tienen agujeros negros. La primera no sale lo rauda y veloz que era de prever porque Ciudadanos rehuye la contaminación derechista de VOX no por convicción sino por el rechazo de sus socios europeos a esta alianza que compromete a Macron y otros liberales en su apuesta de lista europea que busca aislar a los radicales de derechas. Éste es el nudo gordiano de la negociación. Para Ciudadanos ese obstáculo es difícilmente asumible. Lo asumirá, pero le costará mucho más de lo que el presidenciable Juanma Moreno había previsto. La otra propuesta hace perder al PSOE una de sus bazas electorales, blandir el pacto de las tres derechas que caminan hacia la reconquista de todos los resortes del poder para un retroceso y no para el progreso. Por otra parte, se requiere la alianza con Adelante Andalucía para conseguir su abstención, tarea que se antoja harto complicada. De todas formas, encargar al guillotinado que haga tirar la cuchilla afilada hacia abajo no es muy alentador de entrada, como cuando Marín dice que “Si el PSOE asume que Andalucía quiere cambio, VOX no será determinante”. El acicate de orillar a VOX no parece suficiente como para que tres partidos - PSOE y Podemos e Izquierda Unida- se inmolen ante la opinión pública y le expliciten que no son alternativa sino los que deben pagar los escrúpulos - a la postre ficticios- de Ciudadanos ante VOX.
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