El pasado miércoles, PROA Asociación de Empresarios y Profesionales de Jaén, organismo que orgullosamente presido, estrenamos en las redes sociales españolas el video “Úbeda y Baeza. Patrimonio de la Humanidad”. El video tiene una duración de 2:25 minutos y detalla los principales argumentos de dichas ciudades.
Tenemos entre los objetivos en nuestra asociación, promocionar la provincia de Jaén como destino turístico nacional e internacional, y está claro que nuestras dos ciudades renacentistas son quizás, los mejores referentes de nuestro potencial.
Con el objetivo, siempre altruista, de llevar al mayor número de personas este humilde estreno, elegimos promocionarlo en redes sociales y en especial Facebook, con resultados en apenas 5 días muy prometedores: más de 125.000 personas alcanzadas, más de 50.000 reproducciones, y más de 1.000 comparticiones del video, con un presupuesto muy austero.
El tiempo medio de uso de redes sociales en España es de 58 minutos al día, siendo Facebook, con más de 23 millones de usuarios la red con más alcance. La sigue Instagram, con 13 millones de usuarios, y de lejos Twitter, con apenas 1 millón de usuarios activos.
Quitando la televisión, cuyo consumo es de casi 4 horas diarias por habitante, las redes sociales están por delante de cualquier otro medio de comunicación, incluida la radio ya sea por ondas, la radio por Internet, e incluso la prensa escrita.
Todo buen político tiene hoy día su perfil en RRSS, más o menos completo, y más o menos utilizado, pero la gran mayoría de ellos solo refieren o publican su actividad diaria, sus actos y eventos en los que participan (sustituyen a los titulares clásicos en la prensa escrita). Pocos de ellos aportan un contenido de marca personal, y mucho menos con contenidos propios de interés, de divulgación o intelectuales.
Un canal de promoción tan relevante, y tan normalizado ya en nuestra sociedad, sigue sin ser preferente dentro de los canales de promoción dentro de los organismos públicos, de los eventos qu,e se organizan, de ferias provinciales, regionales o nacionales, de la promoción de los bienes culturales, espacios naturales, o por ejemplo de iniciativas de atracción a la inversión exterior.
Nuestros representantes deben entender que la sociedad de la comunicación ha cambiado, que los faldones de prensa no pueden competir con los impactos publicitarios en la palma de la mano que consiguen las promociones en RRSS. No pueden competir ni siquiera en precio.
Tenemos grandes argumentos para visualizar, para llegar a los destinatarios de forma directa, segmentada por multitud de variables, y sobre todo con economía.
No tiremos con pólvora de rey, no tenemos mucha.
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