En Valencia han lanzado a la calle una campaña publicitaria en la que aparece tachada, de forma “cool” y de diseño (pero tachada) la palabra… “paella”. El asunto no ha motivado mayor alborozo ni algarada, crítica o aplauso. Se trata de anunciar unos premios bastante pomposos que entrega la Generalitat y tal, así que ni fu ni fa.
Sin embargo, todos los andaluces hemos tenido noticia del asunto pues otra palabra que aparece tachada resulta ser “flamenco”. Y ya saben todos que los andaluces somos muy tiquismiquis con lo nuestro cuando otros se refieren a ello.
Los Morancos sí pueden ridiculizar lo andaluz; Los Otros, no. Por algún motivo que desconozco, ya que España me viene grande y sé poco de ella, a los valencianos les suda que su totémica paella aparezca bajo una línea roja horizontal. Igual están degenerando y no defienden como se merece su patrimonio. En este caso imagino que hablamos de patrimonio material, no inmaterial como el flamenco. Pero tampoco soy ducho en Unescos.
El arrebato intestino-vocal de ciertas voces autorizadas andaluzas ante la campaña la convirtió en trending topic durante toda la jornada en la zona de la Albufera e Isla Mayor. Los publicistas, casi siempre gente con la que hay que tener mucho cuidado (pues carecen de patriotismo y patrimonio, y no respetan nada ni creen en los tótems) estarán partiéndose la caja en algún restaurante de la Malvarrosa, comiendo arroz al horno y escuchando a Rosalía. Sí, ya sé que la catalana no hace exactamente flamenco, pero a ver quién es el consejero de Cultura que lo dice.
Volvamos al flamenco-flamenco, sea eso lo que sea. Oí en el telediario clamar contra el ardid publicitario valensiá a ciudadanos que conozco por su incapacidad de tocar a compás las palmas siquiera de unas sevillanas rocieras que, como todo el mundo sabe, se permite que vayan a descompás dada la ingesta variada de líquidos propia de pentecostés.
Y, mientras, la campaña ilustra las marquesinas del antiguo reino de Valencia con su provocación sin pausa. No solo han tachado “flamenco” y “paella”, también “tapas” ¡Las tapas, horror, las tapas también ninguneadas! Quiero al chef del mar diciendo algo en cuanto termine de masticar. ¡Otro patrimonio in/material que pronto recogerá el Estatuto de Andalucía arrastrado por el barro publicitario cuasi catalán!
Yo iría a por esos publicistas y les condenaría a la audición permanente no revisable del triple vinilo “Las 100 mejores canciones del flamenquito”. Para que aprendan que, si hubiesen escrito “flamenquito”, santas pascuas.
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