Luces y sombras de las becas Talentia

La presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, anuncia en precampaña 35 millones de euros en nuevas ayudas a la investigación

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  • Rafael Martín de Agar en la sede de la empresa que él fundó. -
  • La asociación Red Talentia pide a los partidos que se replanteen algunos de los términos de las becas Talentia, como el requisito del "retorno"
  • La obligación de tener que trabajar en Andalucía es lo que más preocupa a los investigadores, por la dificultad para encontrar trabajos adecuados

La presidenta de la Junta, Susana Díaz, ha anunciado recientemente, en medio de la vorágine preelectoral, que el Gobierno andaluz destinará 35 millones de euros a formación de investigadores. Lo hizo un día después de que la asociación Red Talentia, que aglutina a beneficiarios de estas becas, pidiera a los partidos políticos que aprovechando la oportunidad que brindan las próximas elecciones para estudiar la posibilidad de aplicar algunos cambios en las mismas.

Por ejemplo, en el compromiso de retorno de los becados, que, tras recibir la formación en algún centro de prestigio internacional en el extranjero para la que se le concede la beca, deben trabajar cuatro años en Andalucía en algo relacionado con dicha formación para devolver a la sociedad la inversión que ésta ha hecho en ellos.

Tiene sentido. Pero es lo que más preocupa a los becarios, explica el presidente de Red Talentia, Francisco Luque. No es fácil que los investigadores encuentren un trabajo a la medida de la formación que han recibido. Algunos lo consiguen. Otros, se lo tienen que fabricar ellos mismos. Y otros, definitivamente, o no lo encuentran o no les compensa por las condiciones precarias de la investigación en España.

De éstos, algunos se plantean, incluso, renunciar al dinero de la beca, que es mucho, y quedarse en el extranjero desarrollando el trabajo para el que se han formado.

Las luces

Rafael Martín de Agar es ingeniero de telecomunicaciones. En 2003, junto con otros cuatro compañeros, fundó en Sevilla la empresa Emergya, dedicada a desarrollar diferentes sistemas de información, aplicando la tecnología disponible para webs y aplicaciones móviles.

"En 2009 llevábamos ya seis años con la empresa. Había supuesto un enorme esfuerzo. No teníamos ninguna experiencia previa y habíamos conseguido contratar a más de 40 personas", recuerda Martín de Agar. Pero la empresa no conseguía dar el salto cualitativo que sus fundadores esperaban, "porque nos faltaba formación sobre los aspectos empresariales de nuestro trabajo".

Martín de Agar decidió entonces estudiar un máster internacional que le aportara los "otros enfoques" que su aventura empresarial les demandaba. Visitó varias universidades en EEUU y otras pocas en Europa. Dudó entre matricularse en un máster en Columbia (Nueva York) y otro en Lausana (Suiza) y se decidió por este último, enfocado hacia el liderazgo.

El curso, de un año de duración, y vivir en Lausana suponían una inversión de alrededor de 120.000 euros. Solicitó la beca Talentia, que además de costear el curso aportaba una mensualidad al becado y se la concedieron.

"Mi experiencia no puede ser mejor", afirma. Su máster, en el prestigioso IMD (International Institute for Management Development) suizo lo cursaron aquel año 90 personas de 42 nacionalidades diferentes. "Salí con la sensación de que era capaz de poner en marcha cualquier proyecto empresarial", afirma.

A su regreso, Emergya se internacionalizó. Abrió primero una oficina en Chile, que cuatro años después empleaba a más de cien personas y generaba el 30% de la facturación de Emergya. En sólo cuatro años había conseguido más de 5 millones de euros de volumen de negocio.

En la actualidad, la empresa, cuya sede central sigue estando en Sevilla, está abriendo sucursal en Zurich. El propio Martín de Agar es el responsable de ponerla en marcha. La empresa es ahora propiedad de diez socios y tiene proyectos en Londres, Suecia, Holanda...

Rafael Martín de Agar tuvo la opción de reincorporarse en su propia empresa para cumplir con el "retorno" exigido por el disfrute de la beca Talentia. Al fin y al cabo, Emergya es una empresa andaluza. "En Andalucía hace falta emprendimiento. Tenemos una mentalidad excesivamente funcionarial. Las becas Talentia ayudan a formar emprendedores", concluye Rafael Martín de Agar.

Y las sombras

El caso de M.E. es completamente diferente. M.E. son sus iniciales. Prefiere no desvelar su identidad. Nada más terminar la carrera de Sociología y Ciencias Políticas empezó a trabajar en una empresa pública.

Había realizado un curso de Experto en la UNED y cursado un máster oficial de la Universidad de Granada. Le iba razonablemente bien. El trabajo que realizó durante siete años estaba relacionado con inmigrantes y con salud. Tenía formación amplia y específica sobre lo primero. Pero sentía la necesidad de ampliar sus conocimientos sobre salud pública. Sus propios jefes le recomendaron que hiciera un máster que tuviera prestigio a nivel internacional, y así hizo.

Solicitó una beca Talentia y un crédito, que sigue pagando, para afrontar el coste del año y medio que pasó en el Reino Unido estudiando un máster relacionado con su trabajo. Pero al marcharse a Londres tuvo que dejar su trabajo. Regresó, con su máster debajo del brazo, y consiguió trabajo, con contratos precarios, primero en una ONG en Madrid y luego en una universidad fuera de Andalucía. Tuvo que dejar ambos trabajos, ya que ninguno le servía para pagar el crédito ni para saldar su deuda de cuatro años trabajando en la comunidad autónoma para devolver a la sociedad lo que la sociedad había invertido en su formación.

Ahora tiene tres trabajos en Sevilla, dos de ellos vinculados con la Universidad Pablo de Olavide, donde, entre otras cosas, da clases en inglés a alumnos norteamericanos sobre una materia relacionada con el máster que realizó gracias a la beca Talentia. Y tiene un contrato de 30 horas a la semana desarrollando una investigación sin relación con la formación que recibió en el máster.

Cotiza en la Seguridad Social por el 115% de una jornada normal y, entre una cosa y otra, gana unos 1.300 euros al mes, cuando en el extranjero, con un único trabajo, podría ganar el doble. También hace consultorías para ONG y otras instituciones, para lo que ha de darse de alta como autónomo, "lo que Hacienda me penaliza".

"Las becas Talentia son una gran idea", asegura. No se arrepiente en absoluto de lo que ha supuesto para su formación. Quería mejorar su nivel de inglés y tener la experiencia de formarse en el extranjero. Consiguió ambas cosas y hoy se alegra enormemente de ello.

"A mí no me falta nunca el trabajo, a menudo tengo que decir que no a algunas cosas, porque no doy abasto. Lo que pasa es que los trabajos en la universidad y en investigación en Ciencias Sociales son muy precarios en Andalucía y en España". "Tengo un currículum muy cool, pero la realidad de mi cuenta bancaria es un desastre", concluye.

Afirma que volvería a hacer lo que hizo y agradece "la oportunidad que me ha dado la beca" de formarse en un centro especializado en el extranjero. Pero reconoce que ha perdido calidad de vida y ha ganado precariedad.

Se está planteando irse a trabajar a otro país con Naciones Unidas, lo que computaría como retorno, gracias a la lucha de la asociación Red Talentia por flexibilizar las condiciones de aquél, o solicitar la beca Talentia Doctorado, lo que, si se la conceden, le permitirá mejorar sus condiciones de trabajo y escribir su tesis, lo que en estos momentos le resulta imposible a causa del pluriempleo. Además, eso le permitiría seguir desarrollando su línea de investigación. La Junta ha anunciado que saldrán en breve.

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