Aprendemos, y la mayoría lo hacemos pulsando alternativamente los botones del mando a distancia, seleccionando una y otra vez los canales de “ensayo y error”. Los sentimientos que se van arrinconando en esa pequeña crisálida de la experiencia, van hilándose en torno a nuestra presente y futura toma de decisiones. Pero… ¿somos verdaderamente conscientes de la importancia de educarnos y educar? La respuesta es compleja. Porque el contexto, nos inculca una indiferencia que nos cuchichea constantemente al oído, y que resta importancia a las problemáticas sociales. Éstas que pensamos, que son siempre ocasionadas por otras personas, se convierten en esa trampa mortal en la que caemos y a la que arrastramos inconscientemente. Nuestro proceso de crecimiento madurativo, debe sazonarse con los ingredientes de la reflexión y la responsabilidad. Después la empatía y el respeto, serán las lecciones maestras que nos irán guiando. Cuando comprendemos que, como seres humanos, somos comunes y vulnerables, todas y todos descubrimos los valores de la justicia y la solidaridad. Rasgar con vehemencia las cortinas de humo que nos hace intangible el sufrimiento ajeno, es la mejor medicina para disipar el delirio del egocentrismo. Como subraya Antonio Gala es su Carta a los Herederos: “Hemos de tener la evidencia de que la Humanidad es una, y el mundo, uno. […]. No estéis de acuerdo mientras no consigáis vivir en una sociedad pluralista que respete a cada ser humano”. Actualmente, se le da una trascendencia excesiva a la adquisición de otros conocimientos que giran en torno a la necesidad de una adaptación siempre hambrienta de títulos, reconocimientos y novedades superfluas. Asignaturas como la defensa de la diversidad, la promoción de los principios éticos y sociales, la lucha contra lacras como las violencias machistas, sexismo, xenofobia o lgtbfobias, la persecución a las personas migrantes o pertenencientes a minorías étnicas, el posicionamiento que justifica los conflictos bélicos o la desigualdad, la defensa de la pena de muerte u otros movimientos patógenos de la misma naturaleza, …pasan ligeramente de puntillas, no sólo en el sistema educativo que intenta reflejarlas transversalmente, también lo hacen en el espacio familiar, que por escasez de tiempo y sobrecarga laboral, las delega diariamente en otras instituciones, profesionales u otros vehículos de enseñanza, comunicación e interrelación. Las entidades públicas, empresas privadas o asociaciones sin ánimo de lucro tienen la responsabilidad, de promover actuaciones, dirigidas a toda la ciudadanía, en temáticas sociales, crecimiento personal, adquisición de habilidades comunicativas, fortalecimiento y consolidación de sus instituciones (liderazgo, empoderamiento, formación del voluntariado, etc.) El pensador Nietzsche escribió: “En el mundo abundan las cosas hermosas, pero sigue siendo muy pobre en hermosos instantes y en bellas revelaciones de semejantes cosas. Quizá en esto consiste el encanto más poderoso de la vida: el estar cubierta de un velo tejido en oro, un velo de bellas posibilidades, que le da un aspecto prometedor, insinuante, púdico, irónico, seductor” ...Captar, descubrir y revelar lo esencial es nuestra tarea.
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