Curioso Empedernido

Ni adornos ni retóricas

Perdemos excesivo tiempo en lo accesorio y nos olvidamos de lo esencial, y extraviados  entre  rentabilidades y productividades, adelgazamos la democracia

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Hay quienes presumen de ser sólidos y fuertes en la vida cuando solo intentan tapar y disimular su fragilidad y su vulnerabilidad. Cuando nos dejamos de adornos y retóricas, y desde la seriedad y el rigor nos ponemos a defender a quienes más lo necesitan, nos damos cuenta que lo que consideramos opiniones son realmente obligaciones.

Perdemos excesivo tiempo en lo accesorio y nos olvidamos de lo esencial, y extraviados  entre  rentabilidades y productividades, adelgazamos la democracia de la ciudadanía, sin dar las decisiones a la comunidad y enredados  en la penumbra de las incertidumbres, sin saber cuáles son nuestras prioridades.

Resulta decepcionante no cumplir las expectativas, ser halagado por aquellas cualidades que detestamos, desarrollarnos sin saber cuáles son nuestras limitaciones, naufragar en las ideas y ahogarnos en los conceptos, desplegarnos desde la presunción y replegarnos con la prudencia.

Estamos viviendo unos momentos de enormes contradicciones, en  los que de la mano de la globalización, la gente  se pierde en el anonimato o el ser activo y protagonista, regresa al primer plano. Este ir y venir de nosotros, como ciudadanos y ciudadanas, depende en gran parte del ejercicio de nuestros derechos.

Miramos hacia el norte aspirando a conseguir objetivos, y observamos lo que pasa en el sur y nos preguntamos, una y otra vez, ¿De qué manera podríamos ayudar a estas personas?  Y entre aspiraciones y deseos, nos perdemos que lo más importante es saber respondernos sobre lo que hacemos ahora.

Si fuéramos capaces  de no  quedarnos nunca quietos cuando estamos perdiendo nuestra categoría humana, como sujetos detentadores  del Estado social y de derecho., como defensores de valores, principios y libertades, en definitiva como un ciudadano activo y no pasivo.

En los últimos años  ha habido cambios y transformaciones sociales , que quizás no han sido acompañados en la misma medida en las organizaciones políticas, lo que ha provocado tres grandes fenómenos, la aparición de nuevas formaciones con mayor grado de radicalización, los populismos y nuevas formas de participación de los vecinos y vecinas , fundamentalmente en el marco de lo urbano.

Resulta curioso que eso ha impulsado  también un cambio en las relaciones de la calle con la política, la importancia de la credibilidad que los líderes intentan transmitir,y que el compromiso con determinados movimientos  sociales va mucho más allá que la militancia.

Cualquiera de nosotros a través de nuestros móviles, llevamos el mundo en nuestros bolsillos, tenemos acceso a cualquier contenido, podemos transmitir cualquier mensaje e imagen y saber lo que ocurre en cualquier lugar del mundo de forma instantánea.

Tal vez por eso, una nueva generación se ha abierto paso, sin estar presos de adornos y retóricas, y con un sentido más  practico que filosófico de la existencia, en los que es más fácil pasar en segundos de autenticidades a falsedades.

Tenemos que lograr el equilibrio en una realidad complicada, en la que asistimos a una batalla entre talentos desperdiciados y falsos talantes., de acciones y reacciones a apoyos incondicionales y presiones inadmisibles. No debemos perder de vista que todo puede cambiar en un instante como por arte de magia y debemos mirar hacia adelante sin fantasmas ni ataduras.
 

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