Lo ocurrido en estos meses en Deán Mazas, demostró la incapacidad del equipo de gobierno de la ciudad para escuchar a los vecinos. Podía ser sordera selectiva, muy común entre los gobernantes del PP, aunque me inclino más en pensar que se trata de incompetencia política.
En febrero pasado se recogieron varios miles de firmas, exigiendo que se tuviera en cuenta a los colectivos sociales para la remodelación de la plaza. En una ciudad en ruinas hay otras prioridades, el proyecto eliminaba vegetación, cambiaba el suelo, movía la fuente, eran cambios drásticos y para ello era conveniente el mayor consenso posible. Nuestro Alcalde formado en la huraña Escuela de Fernandez de Moya, hizo oídos sordos, era de esperar.
Deán Mazas precisaba solo unos toques: Poner orden en la ocupación del espacio público, agobiado por la hostelería y acondicionar los descuidados parterres. Con una pareja de municipales haciendo cumplir las ordenanzas y con unos jardineros competentes bastaba, sobraban las máquinas y los albañiles.
Un grupo de vecinos a principio de Julio nos hicimos un hueco entre las vallas para concentrarnos en la Plaza, leímos manifiestos y poesía como protesta, todo ello bajo la atenta mirada de la policía local. La respuesta no se hizo esperar y en nota de prensa se nos tildó de radicales de izquierda. Nos vieron tal que bolcheviques tomando el Palacio de Invierno en San Petersburgo y es que ya se sabe, la poesía les da miedo, es un arma cargada de futuro.
Es estos tres meses, han realizado modificaciones sobre el proyecto original. Así la fuente no se movió, plantaron magnolios y se indultaron naranjos. Aunque es poco, tomamos las modificaciones como una victoria parcial del movimiento vecinal.
A pesar de todo, fuimos incapaces de influir para preservar el tradicional suelo de baldosas, encintadas con listones blancos y tacos rojos corinto. Un sello de identidad de nuestra ciudad. Nunca entenderemos el empeño en sustituirlo por un pavimento anodino como el granito gris.
El pasado Miércoles con la obra sin entregar, con las baldosas rezumando mortero, los hosteleros apartaron las vallas y plantaron sus mesas en la rebautizada como Plaza Deán Mesas. No sé si esto es también cosa de radicales o solo un acto ilegal de ocupación del dominio público, eso sí, ellos cuentan con la necesaria complicidad de las autoridades municipales.
Solo anhelo y confío, en que después de este largo y aciago invierno, venga la primavera con su despliegue de belleza.
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