Una
contienda electoral tiene una parte de competición y otra de partida de póker. En una carrera, cada corredor debe ser consciente de su capacidad, de hasta dónde puede llegar, para pelear por ello. Pero en el póker, en
un farol bien jugado puede estar la clave del triunfo.
No ha llegado aún el momento de que los partidos muestren todas sus cartas. Quedan muchas manos por jugar y por apretar antes del
2 de diciembre. Pero los partidos ya van tomando posiciones.
Susana Díaz se sabe ganadora. Si no hay tropiezo, la ventaja que lleva al segundo le garantiza subir a lo más alto del cajón. Otra cosa es que pueda formar gobierno.
El PP y Cs, por el contrario, se temen perdedores. Dicen que salen a ganar, pero no es verdad.
Todo el que no gana pierde. Ambos pelean por el segundo puesto, y se les nota. En sus respectivos puntos de mira no tienen al PSOE, aunque sea el enemigo declarado, sino a su contrario.
Juan Marín, el candidato de Cs, le preguntaba este lunes a
Juanma Moreno, el candidato y presidente del PP-A, si estaría dispuesto a votarlo en una sesión de investidura tras las elecciones. Y el del PP venía a decirle que para qué, si sabe que la formación de
Albert Rivera pactará con Susana Díaz. No se cree lo que dice Marín de que con sus votos Susana Díaz no volverá a ser presidenta.
"No hay dos sin tres", dijo al respecto Moreno. Una fue el acuerdo con el que Cs apuntaló el Gobierno de Díaz en 2015. La otra, los intentos de Rivera para cerrar un acuerdo con
Pedro Sánchez. Y lo volverá a hacer, según Moreno.
Por cierto, que el presidente del PP-A está dispuesto a debatir en el
cara a cara con Susana Díaz que ha propuesto RTVE y pide que Canal Sur plantee otro cara a cara, como si sólo hubiera
dos contendientes en estas elecciones. Uno que gana y otro que pierde. O que queda segundo, que viene a ser lo mismo.