De vez en cuando debemos pararnos a observar todo lo que tenemos al lado. Disfrutar del paisaje, que estoy segura de que aunque día tras día nos encontremos con lo mismo, no hemos saboreado nuestro alrededor y en ello incluyo a todas las personas que están a nuestro lado. Vivimos en una vorágine continua que nos hace no ser conscientes de lo que cada día nos acompaña. Ya de por sí, somos de desvalorizar las cosas, de pensar que todo lo que tenemos va a continuar ahí día tras día. Pero... ¿nos hemos parado a pensar por qué todas esas oportunidades se nos presentan cada día y todas esas personas siguen en nuestro camino? No creo que sea el destino. Quizás el destino se encargó de ponerlas en nuestro camino pero hemos sido nosotros mismos los encargados de mantener la llama, la llama viva de la vida. Porque no hemos perdido la ilusión. Cada día, por minúscula que sea la razón, abrimos los ojos por algo, por alguien. Una nueva meta se nos plantea, un nuevo frente que se avista. Y eso es lo importante, levantarnos por algún motivo. Siempre hay algo nuevo que aprender y sobre todo, debemos saber que siempre podemos ser mejores. No hemos nacido perfectos, tampoco sé si en algún momento podremos llegar a serlo, pero al menos, rozar la perfección. Sin tener la necesidad de pisar a nadie de tu alrededor. Por eso plantéate cada día una meta alcanzable que te permita tener cada vez más cerca tus sueños. Tan cerca, que no te haga falta estar dormido para poder disfrutarlos.
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