Quien a buen árbol se arrima...

La mentira es contagiosa

“Calumnia que algo queda” es una expresión del refranero español, cuyo origen es un antiquísimo dicho popular romano, y hace referencia a la asombrosa...

Publicado: 09/10/2018 ·
23:20
· Actualizado: 09/10/2018 · 23:20
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Autor

Manuel Ruiz

Manuel Ruiz es biólogo y ocupa el cargo de presidente de la Asociación Ecologista GEA de Jaén

Quien a buen árbol se arrima...

Cuaderno sobre la importancia de ser responsables medioambientalmente y otras cuestiones culturales y patrimoniales de Jaén

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“Calumnia que algo queda” es una expresión del refranero español, cuyo origen es un antiquísimo dicho popular romano, y hace referencia a la asombrosa facilidad que tiene la mentira acerca de algo o alguien, para quedar adherida al bagaje de información que circula entre las personas, de tal manera que aunque se haga un gran esfuerzo para desactivarla, es muy fácil que quede un rescoldo  capaz de prender nuevamente.

Se miente mucho. Se miente a caso hecho, a conciencia; y se repite la mentira, una y otra vez hasta conseguir el efecto de “una mentira repetida mil veces se convierte en una verdad”.

La mentira es contagiosa, circula rauda y veloz entre todos, con gran capacidad de reproducción, y de supervivencia; un libelo puede mantenerse vigente durante décadas. La mentira y la enfermedad son parecidas por esa capacidad de contagio que tienen ambas.

No puedo “pegarle” mi salud a otra persona, igual que tampoco puedo contagiarle mi verdad. En mi juventud creía que la transparencia era suficiente para disipar la confusión, hasta que me dí cuenta que no, que muchas veces la adherencia del prejuicio y la ignorancia puede ser más fuerte que estar frente a la propia realidad, de la misma manera que la visión de la salud de otro no elimina mi enfermedad.

¿Por qué es fácil que prospere la calumnia? Porque no requiere esfuerzo su propagación. Una vez que se pone en marcha, sólo necesita de la repetición sin comprobación ni verificación. Únicamente repetir, con cínica tranquilidad y hombros encogidos (“yo no afirmo nada, sólo digo lo que he escuchado”). También ayuda mucho la robustez de los prejuicios, muy extendidos en la sociedad de la información.

En cambio, la salud y la verdad no pueden contagiarse, sino que cada cual debe buscarlas y promoverlas para sí. En ambos casos, podré fijarme, podré conocer cómo llega a la salud una persona, cual es su verdad, pero estoy obligado a hacer el esfuerzo por restituir y mantener mi estado saludable, al igual que sólo yo puedo establecer mi criterio, mi verdad, en base al conocimiento y la indagación.

La actitud filosófica de cuestionarse toda la información que se recibe, especialmente la referida a otros, de someter los prejuicios a la reflexión y la indagación, es un buen principio para frenar la mentira. La mayoría de las calumnias no soportan un breve análisis desapasionado. Porque el mero hecho de que algo aparezca publicado en internet, o en papel, no demuestra nada.

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