Las farmacias andaluzas sufren desabastecimiento de más de medio centenar de medicamentos. Y una buena parte de ellos pertenecen a la última subasta de la Junta de Andalucía.
El desabastecimiento de medicamentos es un problema importante, tanto para los usuarios como para las farmacias. Para los primeros representa un problema de salud, que en algunos casos puede llegar a ser muy grave.
Para algunos medicamentos existen alternativas que las farmacias pueden dispensar directamente. Pero no siempre es así. Y en esos casos, los usuarios deben ir a su médico para que les cambie la prescripción, de modo que las farmacias puedan venderle el medicamento sustituto.
¿Qué pasa cuando las farmacias no disponen de un medicamento, y tampoco de su sustituto? Es lo que está ocurriendo, por ejemplo, con la Cafinitrina, un medicamento a base de cafeína y nitroglicerina que sirve para prevenir infartos. Los usuarios que la tienen prescrita deben ir al médico para que les recete un medicamento alternativo, como la Solinitrina.
Pero resulta que ésta también se ha agotado en las estanterías de las farmacias, como consecuencia de dispensarse en lugar de la Cafinitrina, según explicó a este periódico Leopoldo González Sanz de Andino, secretario general de la Confederación Empresarial de Oficinas de Farmacias de Andalucía (Ceofa).
Entre las referencias que se han agotado en las farmacias y que los laboratorios no son capaces de reponer, y para los que no existe una alternativa que puedan servir directamente las farmacias, hay medicamentos para prevenir los infartos, como los mencionados, pero también para tratar la hipertensión arterial (Adalat Oros), la insuficiencia venosa crónica y los trombos (Aterina), suplementos de calcio para la prevención y tratamiento de la osteoporosis (Caosina), para las alteraciones del riego vascular de las extremidades y las gangrenas (Hemovas), o las arritmias (Apocard), entre otras afecciones.
Existen otros medicamentos de los que no quedan existencias, pero para los que sí existe un sustituto que los farmacéuticos pueden cambiar directamente por tratarse de idéntico principio activo e idéntica posología.
Según explica Leopoldo González Sanz de Andino, el Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos de España cuenta con un Centro de Información sobre el Suministro de Medicamentos (Cismed), que elabora un listado semanal de los medicamentos con problemas de suministro. El último es del fin de semana pasado.
Los problemas para cobrar
La Junta celebró la última subasta de medicamentos, la décimocuarta, el pasado mes de julio. La Gerencia del SAS firmó el 20 de septiembre una resolución anunciando la convocatoria de una nueva subasta cuyo plazo de presentación de ofertas se cierra la semana próxima.
El desabastecimiento de medicamentos de la subasta (la semana pasada eran 28 de las 56 referencias con problemas de suministro, la mitad) genera algunos inconvenientes a las farmacias, obligadas a dispensar, cuando hay, un medicamento alternativo al prescrito. No lo pueden cobrar a su precio si está recetado, sino que han de aplicar el descuento correspondiente.
Es lógico. Los usuarios no tienen la culpa del desabastecimiento. Los farmacéuticos tampoco. De hecho, pueden reclamarle a la Junta el abono de esos medicamentos que no formaban parte de la adjudicación de la subasta.
El problema es que les corresponde a ellos demostrar que existía el desabastecimiento, que puede ser puntual o prolongado en el tiempo, lo único que justificaría haber dispensado otra referencia. Y se quejan de que la Junta no lo suele poner fácil.
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