José María Manzanares, ovación y dos orejas.
Miguel Ángel Perera, oreja, vuelta al ruedo y dos orejas en el sobrero de regalo.
Cayetano Rivera, oreja y dos orejas.
Lleno de "no hay billetes" en tarde calurosa.
NOBLEZA, MANSEDUMBRE Y FAENAS ELEGANTES
Abrió el cartel José María Manzanares, al que le correspondió de inicio el animal con más nobleza del encierro, aunque carente de fuerza.
No fue suficiente su esfuerzo por cuidarlo en los primeros tercios, por lo que llegó demasiado parado a la muleta en una faena a la que le faltó la emoción que el animal no ponía y que se cerró con una ovación del público presente en la Maestranza rondeña.
Al cuarto le desarrolló una faena estética en la que mostró la elegancia de su toreo y con el que estuvo contundente con los aceros, por lo que le concedieron las dos orejas.
Miguel Ángel Perera lució en un quite por tafalleras enlazadas con gaoneras en el primero de su lote, un animal que brindó al diestro Francisco Rivera Ordóñez, empresario de esta plaza.
El extremeño se mostró muy firme ante un toro exigente que duró poco y al que cortó un apéndice.
Al quinto se lo pasó en dos ocasiones cambiado por la espalda en el inicio de la faena, continuando con la mano muy baja. El de Algarra, pobre de casta, terminó entregado al matador en una faena de cortas distancias.
Como el palco no quiso concederle la oreja que le habría supuesto la puerta grande, lidió el sobrero, con el que se pudo disfrutar de la faena más compacta de toda la tarde.
De este modo, las tandas de derechazos iniciales ya levantaron el ambiente, hasta terminar con la afición entregada en las bernardinas finales, y en esta ocasión sí que se le concedió la oreja.
Cayetano, que estrenó un traje diseñado por el modisto italiano Giorgio Armani, cortó también un apéndice en su primero, al que recibió de capote rodilla en tierra, si bien sólo fue una faena de detalles por la poca duración del astado.
El sexto, por su parte, fue un animal que se desplazaba largo y al que instrumentó tandas en redondo de gran elegancia. Entregado el torero con la plaza y viceversa, al final paseó dos orejas y completó una emotiva Corrida Goyesca.
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