En medio de la comparecencia del ex -presidente del "sí a la guerra" en el Congreso de los Diputados para dar explicaciones sobre sobres y sobresueldos y otorgar, además, a Pablo Casado un gran argumento para seguir mandando en el PP y olvidar aquello de los másteres y tesis (lo niego, lo niego, lo reniego y por tanto, pedirá perdón Rita la Cantaora), la cifra de parados sigue aumentando, Andalucía aparece como pobre entre los pobres y Susana pide más financiación.
Mientras tanto, desde el Congreso de los diputados se cocinan unos nuevos presupuestos, en los que todo apunta a más de lo mismo.
Las infraestructuras pendientes en esta bendita tierra seguirán estando pendientes, el PSOE y su socio tienen otras prioridades y deudas con los apoyos de siempre y las mareas. Andalucía no se queja y si lo hace, ya se encarga la empresa socialista de apaciguar. Todo en orden, su orden.
Como decía, otra vez entre las regiones más pobres de Europa.
Con la de millones que se supone que han invertido, con la de millones que llegaron desde Europa (100.000 millones) y que poco provecho ha sacado el perpetuo y desgastado gobierno del PSOE en Andalucía.
¡Cuánto dinero malgastado para favorecer alcaldes del aparato, cuánto dinero despilfarrado en los Eres, cuánto dinero enterrado en planes de empleo infructuosos y asistenciales!
Y sin embargo, mientras Susana Díaz se muestra por algunos rincones escrupulosamente seleccionados para hacer una campaña electoral previa, la solución pasa, como suele ser habitual, en dar un patadón hacia delante, abrazar el argumento de la ex –consejera Montero, ahora ministra, y no hacer una autocrítica real.
Más financiación, por supuesto, partiendo de la base que el Estatuto de Autonomía no se cumple y que ni PP con Ciudadanos, ni ahora PSOE con Podemos han tenido jamás la intención ni la obligación moral de apostar por el desarrollo socioeconómico de Andalucía.
La única manera de cambiar esta situación, pasa por luchar y meter en las instituciones a un partido cuya única obsesión sea defender su tierra, y no hacer lo que 61 diputados elegidos en Andalucía vienen haciendo sistemáticamente, arrodillarse a los intereses de sus partidos.
Es hora de cambiar el paso, es hora de cambiar la dinámica empobrecedora de Andalucía y es hora de que algunas/muchos dejen de llorar tras desbalijar la Junta.
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