En este país ocurren cosas tan raras como que haya calles en el País Vasco en homenaje a asesinos etarras y nadie diga nada y que, por contra, cuando se le rinde homenaje a una monja en el Congreso de los Diputados se arma un pitoste de agárrate y no te menees. La diferencia es que mientras los primeros van sembrando de metralla para muerte de semejantes, la segunda siembra de amor para vida en el presente y en el Más Allá. Y me fuerza a escribir este artículo el espíritu inconformista que me provoca leer en varios medios de comunicación -que se autodenominan veraces y progresistas-y que a la hora de las noticias redactan lo que quieren y se dejan en el tintero un buen puñado de verdades y, lo que es peor, rizan el rizo para exprimir noticia de donde no la hay. A petición de un diputado del PP, el Congreso con el apoyo de su presidente José Bono había aprobado la colocación en sus instalaciones una placa de homenaje a Sor Maravillas de Jesús, carmelita nacida en ese edificio en 1891, que falleció en 1974 y fue beatificada en 1998 y canonizada en 2003. Claro, los socialistas han puesto el grito en el cielo cuando han visto que uno de los suyos, Bono, ha admitido la propuesta y se ha despegado del laicismo en que tanto empeño pone actualmente un sector político de España. A Bono le están cayendo palos desde todos los frentes, especialmente desde el que le sustenta. Y en la prensa, para intentar difamar a la santa, leemos barbaridades sacadas de contexto y que demuestran la manipulación y hasta la falta de educación -en el sentido puramente de aprendizaje de escuela- de quienes redactan en muchos medios escritos. Al final, han rectificado y no habrá la citada placa de homenaje. Ellos sabrán los motivos...
Hay quienes aún no han aprendido en el colegio lo que es una metáfora, lo que es una fábula, una moraleja, etc., y cuando leen que esta monja dijo "me abraso en deseos de que las almas vayan a Dios" traducen que desea quemarse a lo bonzo. O que cuando dice que "hay que dejarse mandar, sujetar y despreciar para ser perfectos" está a favor del maltrato y la humillación. Cosas así se han leído estos días en personas que se supone han aprendido en los colegios y se han formado para ser informadores públicos. Y, en sus torcidas conclusiones, le añaden esos calificativos al uso de "monja integrista católica", "extremista" "ultraconservadora", entre otras lindezas. Y, en esta manipulación de la verdad, no dudan en silenciar que esta mujer santa que no mató una mosca realizó una importante labor social con fundaciones en España o en la India, construyó viviendas prefabricadas para pobres, ayudó a la construcción de una barriada de 200 viviendas para necesitados, con Iglesia y colegio para niños pobres. O que compró una casa en Madrid para alojar a los carmelitas enfermos y costeó también al Instituto Claune la edificación de una clínica para religiosas y personas sin recursos. Pero eso sería contar la verdad. Y es católica, gran pecado para los laicistas de hoy. Señor, Señor...
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