Cuando llevamos mucho tiempo esperando para ver colmados nuestros deseos, ser paciente o guardar cola es lo menos, y cualquier sonido, olor o visión nos parece exclusivo. Entre afrentados y enfrentados hay historias que no deberían ocurrir como la incivil guerra entre hermanos que tuvo lugar en esta País nuestro llamado España.
Sin embargo hay gentes que entre tangentes y tajantes, continúa esperando una dosis de respeto y justicia, no piden revancha, ni que les reparen todo el daño que les hicieron, solo que puedan enterrar dignamente a sus muertos y tengan el lugar que les corresponde en la historia, ni eran invisibles ni cometieron ningún delito por defender al Gobierno democrático de su Nación y no ponerse del lado de los golpistas.
La vida nos enseña prudencia, y que debemos mantener nuestro optimismo por muy duro que sea el camino, que no debemos despistarnos y centrarnos en nuestro trabajo, y que las mejores improvisaciones son las previsiones cuando nos abrigamos de provisiones.
No debemos ser impacientes, porque muchas veces antes de lo que esperamos nos llega la solución y obtenemos el premio que tanto deseamos. No es elegante desvelar nada que tenga que ver con un tercero, ni contar más de lo que queramos por muy confiable que nos parezca nuestro interlocutor.
Lo que vamos aprendiendo nos va dando más seguridad, tal vez porque somos más conscientes de nuestras carencias y limitaciones, y también que no somos dueños de nada, sobre todo de nuestro futuro, por ello preocuparse de lo que puede suceder no sirve de nada.
Muchas veces nos movemos entre dudas e incertidumbres, tendencias rotas y oportunidades perdidas, y nuestro lado más misterioso sale a la luz y casi nadie logra entendernos. Vamos descubriendo que entre amores propios e infidelidades ajenas, todo se mueve con una lentitud exasperante.
Todas las emociones tienen efectos secundarios, pero siempre es preferible, las tierras cercanas que los horizontes lejanos, divertirnos a enfadarnos, las cosas simples a las complicadas, los triunfos y el buen humor a las mentiras y las falsedades, el cariño y la conciliación a la pelea y el divorcio.
Cuando descubrimos lo equivocados que estamos en nuestros planteamientos, somos rehenes de una cierta inquietud y desazón. Nos sentimos pesados y cansados, y vamos intentando caminar entre problemas singulares y soluciones corrientes.
La vida nos sitúa frente al espejo y consolidamos nuestros lazos y colaboraciones, a la vez que nos distanciamos de todo aquello que olvidamos y va despareciendo de nuestro recuerdo. Entre afinidades y emociones encontradas vamos construyendo nuestras vidas, o en una loca carrera hacia la nada nos perdemos en un circulo que termina donde empieza y viceversa.
Debemos tomarnos las cosas con calma y tranquilidad y no excedernos. No es fácil caminar entre brillos esperanzadores y rescoldos de recelos y odios, desenvolverse a caballo entre el máximo glamour y el cutrerío sin límites, las dudas frecuentes y las afirmaciones esporádicas.
Cuando queremos construir una realidad toda perfecta y en orden, estamos alimentando una gran mentira. Si nos sentimos que somos unos privilegiados y los astros nos favorecen, quizás sean los momentos de vivir con intensidad y hacer aquello que no habíamos hecho nunca.
Nuestro poder de seducción aumentará, dejándonos querer por los demás y aceptando los cumplidos que nos hagan, pero al mismo tiempo no dando excesiva importancia a lo que nos digan.
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