Que Cayo Lara acudiese a La Zarzuela a explicar al jefe del Estado y representante de la institución monárquica en España cómo piensa traer la Tercera República a este país no deja de ser algo naive. Aunque quizá necesario. Don Cayo habla claro y no se calla, perdón por el (mal) juego de palabras. Y no se anda con medias tintas, diciendo aquello de que Don Juan Carlos es, en el fondo, un Rey republicano, como hizo Zapatero en algún momento. No: Don Juan Carlos es, como no podía ser de otro modo, un Rey monárquico, en versión moderna. Y Don Cayo lo sabe: por eso le explicó cómo piensa desalojarle del trono.
Este encuentro, que dicen que fue franco y cordial, no deja también de ser un gesto sincero por parte del líder de Izquierda Unida, y un rasgo de apertura por parte del Monarca.
Creo que la fotografía es buena para ambos, y ya se sabe que un buen negocio es el que lo es para todas las partes, no para una sola. Ahí es nada, la tricolor en palacio. Aunque sospecho que lo del advenimiento de la R-III no es algo que vaya a ocurrir mañana mismo. Ni pasado.
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