Premonitorio que a los catorce años, aprovechando el retiro de un internado inglés, leyera Camino de servidumbre de Friedrich Hayek Nobel de economía en 1974. Libro que analiza en su tesis central la vinculación de los avances de la planificación económica a la pérdida de las libertades y al progreso del totalitarismo. O su participación en 2007 en una acampada junto a otros jóvenes de Nuevas Generaciones frente al Ministerio del Interior, en el que se encontraba al frente como ministro Alfredo Pérez Rubalcaba, para denunciar la postura del Gobierno a favor del etarra Iñaki de Juana Chaos. O su capacidad de lucha en silencio, junto a Isabel, su mujer, entre la incertidumbre y la esperanza, sumando gramos y semanas para validar los 700 gramos y las 25 semanas de gestación con las que vino al mundo Pablito su hijo pequeño. Pablo representa los valores totalmente opuestos que se representan en el triángulo del oportunismo, el de pensar con la cabeza para llenar la barriga sin meter el hombro. Pablo es raza, esa que nos inocularon y enseñaron aquellos que nos animaron con su ejemplo a afiliarnos al Partido Popular en los años noventa teniendo en frente a un Partido Socialista fuerte y demoledor, incrustado en todas las capas la sociedad y en cada esquina de nuestras vidas. Sin importarnos dar la cara en los institutos y las universidades para defender nuestro ideario de libertad y destapar los manuales de conductas abusivas. Pablo ha conseguido destapar el tarro de la fragancia ideológica disipada durante años en el partido por primar lo urgente por encima de lo importante. Aroma romántico que huele a ilusión en la juventud recuperada, a esperanza para el afiliado descontento hecho hijo pródigo, a oportunidad para quienes demandan su parcela ideológica profanada por otras opciones políticas, a justicia por aquellos olvidados caídos en acto de servicio público representando la bandera de la libertad pisoteada por quienes tienen las manos manchada de pólvora cobarde, a unidad por ser la mejor opción para el Partido Popular y España, a libertad para quienes no pueden pronunciarse en su propia casa por la imposición del nuevo fascismo embadurnado en independentismo, a compromiso para quienes levantan todas las mañanas la persiana de su negocio no suponga una carga y si una oportunidad, y a la entrega necesaria que demanda un partido para su renovación y fortalecimiento que vuelva a enarbolar con orgullo y humildad la bandera del triunfo en mayoría. El Partido Popular necesita un cambio en unidad, como promulgaba Sócrates “el secreto del cambio es enfocar toda tu energía, no en la lucha contra lo viejo, sino en la construcción de lo nuevo” lo nuevo que trae PABLO CASADO.
Envía tu noticia a: participa@andaluciainformacion.es
